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Una librería porteña enciende las redes con un desafortunado tweet

Una librería porteña enciende las redes con un desafortunado tweet

El pasado 10 de marzo, tras la declaración en sede judicial de la escritora Beatriz Sarlo que involucraba a la esposa del gobernador de Buenos Aires, Soledad Quereilhac en el caso de la vacunación VIP, la librería porteña publicaba el siguiente tuit: «Hoy 5 p.m. quemamos los libros de Sarl@ en vivo (creo que tengo uno). Harta de ésta señora. Que se atraganten en su mala leche». La publicación, que apenas estuvo en la red unos minutos ─suficientes para que otros usuarios pudieran hacer capturas de la misma, práctica habitual en esta red social─ ha generado un encendido debate. La quema de libros ha sido una práctica habitual de los regímenes totalitarios, incluyendo las dos quemas masivas de libros acaecidas en la provincia argentina de Córdoba en 1976. Al debate se han sumado referentes del sector cultural argentino como el director de cine y televisión Juan José Campanella que comentaba, «la angustia de saber que un gran porcentaje de argentinos es así de fascista. Peor, que escriben “esta” con tilde cuando es seguida de un sustantivo. Doloroso.». Y continuaba: «En Kokoro Libros te atienden con camisa negra. La pregunta es si el kirchnerismo creó a estos fascistas o simplemente los reclutó. ¿O las dos cosas?» Las librerías como espacios transmisores de la cultura y el pensamiento, lugares de encuentro, no debieran incitar, ni siquiera en broma a prácticas que coartan la libertad de expresión. Al día de hoy la cuenta de Twitter de Kokoro Libros se encuentra en modo privado y en su biografía se puede leer el siguiente mensaje «Pequeña Librería transfeminista de bellezas varias. No, no quemamos libros. Tenemos un catálogo tan bueno que estamos prendidxs». Pese a que desde la librería han querido comunicar que en ningún momento han convocado realmente la quema de libros, sino que se trataba de una broma, una ironía; lo cierto es que, en una situación compleja para el sector librero mundial y de manera especial para el argentino, este desliz en la comunicación de Kokoro Libros puede pasarle factura en una sociedad actual tan polarizada.

 

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