
¿Una feria de colas?

Ha transcurrido el primer fin de semana de la Feria del Libro de Madrid y podemos decir que es una feria marcada por las colas. Colas interminables en cada una de las entradas al recinto acotado por casetas y vallas para poder mantener las medidas de seguridad. Aún es pronto para hablar de números y cifras de ventas, pero lo que ha quedado demostrado es que los madrileños y madrileñas teníamos ganas de Feria del Libro.
La feria del libro de Madrid 2021 es un reencuentro a medias con la feria o así lo siento yo. En años anteriores disfrutaba deambulando por la misma, manoseando las novedades, curioseando en las firmas que anunciaban por megafonía, charlando con los libreros y editores conocidos… Este año, este pasar por la feria, vivir la feria ha quedado a un lado, no es posible, este año mis visitas a la feria son programadas como el sexo del sábado de las parejas rutinarias. No hay lugar para la improvisación, un semáforo en rojo puede cortarte el rollo y hacerte lamentar ese desvío en tus rutinas para dejarte caer por El Retiro con la simple intención de ver quién firma hoy.
No noten esto como una queja hacia la organización de la feria, todo lo contrario; el equipo ha trabajado maravillosamente para que, antes de darte el paseo puedas ver el nivel de aforo. Es, simplemente el lamento de un madrileño nostálgico, que además tiene la suerte de vivir en el centro de Madrid, para el que la feria es una de las actividades culturales y de ocio más importantes del año.
Como les decía, para mí, esta será la feria de las colas. Espero que estas colas signifiquen, pronto lo veremos, un repunte de las ventas. Y que muchos podamos decir «¡benditas colas!» aunque el que suscribe esta columna siga esperando una feria como las de antaño, una feria sin COVID-19.