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Testimonios de escritoras y escritores en guerra

Testimonios de escritoras y escritores en guerra

Inés Martínez GarcíaHoy Inés Martínez García habla de los estragos de las guerras, de todas y cada una de ellas, poniendo el foco en la situación bélica actual entre Ucrania y Rusia. Escritores de la talla de Margaret Atwood, Svetlana Alexievich, Orhan Pamuk  y Olga Tokarczuk, entre otros, han firmado una carta para hablar de la guerra y de su solidaridad ante todos los afectados, de un bando o de otro. Pues todo Rusia no es Putin.

 


Cuando, por desgracia, entramos en guerra, el sensacionalismo se convierte en el mejor aliado del mal periodismo. La necesidad de publicar noticias constantemente nos lleva a una mala praxis, nos creemos todo y nos inventamos lo indecible para seguir cobrando o bien mantener la cordura entre tantas imágenes tan desalentadoras y terribles que vemos a través de la televisión.

Los principales países de la UE se han puesto de acuerdo para ayudar con la defensiva a Ucrania, y dentro de estas políticas, encontramos otras de los gremios y las asociaciones de editores y escritores que apoyan dentro de sus posibilidades al eslabón más débil: el que está siendo atacado. Pero esto no es todo, dado que Rusia no es Putin y esto se ha visto en las más de 1500 detenciones que se han llevado a cabo en la capital rusa por parte de la policía. Miles de personas de nacionalidad rusa salen a la calle al grito de no a la guerra y afirmando que no comulgan con las ideas del mandatario. Y como ellos, cientos de escritores y editores que también se ven sofocados por la situación socio humanitaria, porque si no hubiera sido suficiente con la Covid-19, ahora toca sufrir una guerra.

Por ejemplo, Svetlana Alexievich, periodista bielorrusa de lengua rusa, galardonada con el Premio Nobel de Literatura en 2015 y otros escritores condenan la invasión rusa; los autores afirman estar “consternados por la violencia desatada por las fuerzas rusas en Ucrania”.

Más de 1.000 escritores, incluyendo el británico Salman Rushdie, la canadiense Margaret Atwood y los premio Nobel de Literatura Orhan Pamuk y Svetlana Alexievich han expresado su solidaridad —su dolor—con Ucrania y han pedido poner fin a la invasión de Rusia.

En una carta abierta publicada en la noche del domingo por la asociación mundial de escritores PEN International, los autores afirmaron estar «consternados por la violencia desatada por las fuerzas rusas en Ucrania» y lanzaron un llamado «urgente para cesar el derramamiento de sangre». En la misma, firmada por más de 1.000 escritores de todo el mundo, expresan su solidaridad con los escritores, los periodistas, los artistas y el pueblo de Ucrania condenando la invasión rusa.

«Estamos unidos en la condena de una guerra insensata, causada por el rechazo del presidente Putin a aceptar el derecho del pueblo ucraniano a debatir sobre su futura orientación y su historia, sin la injerencia de Moscú», escribieron los autores en la misiva, publicada también en ruso y en ucraniano.

Para ver la larguísima lista de firmas, haz clic aquí.

Las mujeres siempre han sido heroínas de guerra

Titulares como que ciertas mujeres escritoras y soldados son héroes de guerra aparecen hoy por todos los medios internacionales. Medios sensacionalistas, desde luego, pues además de causar furor y de promover una imagen perfecta de la mujer caída en combate, también ofrecen contenidos falsos o erróneos, como ha sucedido con Iryna Tsvila.

Iryna Tsvila, una de las autoras de Voces de la Guerra. Historia de Veteranos (Голос війни. Історії ветеранів), ha fallecido tras unirse a las filas de los combatientes decididos a defender la capital ucraniana. Ella ya era veterana de guerra y, en su tiempo libre, hacía joyería.

Voces de la Guerra. Historia de Veteranos (Голос війни. Історії ветеранів), es un libro en el que participaron 22 autores, entre ellos Iryna Tsvila. El libro fue presentado en la Feria del Libro de París en 2018.

Por otro lado, la veterana fallecida en combate también apareció en una obra publicada en el año 2020 y titulada Girls cutting their locks: A book of memories / the Russo-Ukrainian War’, en el cual la propia Iryna recoge su periplo en el ejército ucraniano y afirma que se alistó porque su exmarido la convenció para ello.

El análisis del conflicto en Ucrania por Margaryta Yakovenko

La periodista de El País y escritora Margaryta Yakovenko explica en primera persona la respuesta de la población civil ante los ataques de Rusia:

La autora de Desencajada (Caballo de Troya, 2020), afirma que la migración también puede ser una enfermedad. Al igual que la pérdida de un ser querido, la migración es un duelo. «Pierdes la lengua. Pierdes la cultura. Tu identidad… Lloras los paisajes y el clima».

En la batalla perdida

A propósito de la guerra en Ucrania, aprovechamos la ocasión para dejar por escrito un fragmento del discurso «En la batalla perdida», leído en ruso el 7 de diciembre de 2015, con el que la periodista y escritora ucraniana Svetlana Alexievich (aunque de nacionalidad bielorrusa), recibió en Estocolmo el Premio Nobel de Literatura:

Hace veinte años nos despedimos del ‘Imperio Rojo’ de los soviéticos con maldiciones y lágrimas. Ahora podemos ver ese pasado con más calma, como un experimento histórico. Esto es importante, porque los argumentos sobre el socialismo no se han venido abajo. Una nueva generación ha crecido con una imagen diferente del mundo, pero muchos jóvenes están leyendo a Marx y Lenin de nuevo. En las ciudades rusas hay nuevos museos dedicados a Stalin, y nuevos monumentos han sido erigidos para él. El ‘Imperio Rojo’ se ha ido, pero el ‘hombre rojo’, el homus soviéticus, se mantiene. Perdura.

Justo después de la guerra, Theodor Adorno escribió, en estado de shock: «Escribir poesía después de Auschwitz es bárbaro». Mi maestro, Alés Adamóvich, cuyo nombre menciono hoy con gratitud, sintió que la escritura en prosa acerca de las atrocidades del siglo XX era sacrílega. Nada puede ser inventado. Debes presentar la verdad tal como es. Se requiere una ‘superliteratura’. El testigo debe hablar. Las palabras de Nietzsche me vienen a la mente: «Ningún artista puede vivir sobre la realidad. Él no puede elevarla».

Puedes leer el discurso completo haciendo clic aquí.

El Nobel de Literatura de 2015 vive exiliada en Alemania desde hace dos años, a raíz de la persecución del régimen de Alexandr Lukashenko, del que ella se convirtió en una de las más importantes opositoras.

Según publicó el semanario Der Spiegel, desde allí pidió ayuda para el pueblo ucraniano, incluso reclamó al gobierno alemán, junto a la también Nobel de Literatura rumano-alemana Herta Müller, que envíe armas para la defensa de Kiev contra la invasión ordenada por Vladimir Putin. «Es importante para la democracia en Ucrania y también en Bielorrusia», dijo Alexiévich, autora de libros memorables como La guerra no tiene rostro de mujer, testimonios de las sobrevivientes soviéticas de la Segunda Guerra Mundial.

Escritores para recordar y releer, por y para Ucrania

El escritor húngaro Imre Kertész, otro Nobel de Literatura, se declara impresionado en Sin destino —su testimonio de los campos de concentración nazis— por la valentía de los ucranianos, capaces de cantar en medio de esa tragedia: «Por los campos de Ucrania vamos desactivando minas, no tenemos miedo, somos valientes… Si cae un compañero a casa el recado mandaremos. No importa lo que nos espere, hermosa patria nuestra, de ti nunca nos olvidaremos».

Lo ratifica Isaak Bábel (1894-1940), tal vez el escritor que mejor ha recreado la historia de una raza de guerreros que han sobrevivido una y otra vez entre tonadas y lágrimas», como describe en Caballería roja. Fue soldado y cronista desde el frente de batalla de las guerras civiles de comienzos del siglo XX. «Una huella sangrienta marcaba nuestro camino y sobre nuestras huellas se mecían las canciones», cuenta mientras el final de la guerra está lejano. En 1920 formaba parte del Ejército Rojo bajo las órdenes del general Budionny, cuando las tropas soviéticas expulsaron a los polacos de Ucrania y los persiguieron hasta los suburbios de Varsovia.

Bábel es el autor de los famosos Relatos de Odesa (1931), el puerto en el que nació y ahora está bajo la avanzada rusa para dominar desde ahí el Mar Negro y, tal vez, cortarles la salida al mar a los ucranianos. Svetlana Alexiévich escribió la novela testimonial Voces de Chernóbil, para que el mundo entendiera la dimensión de la tragedia ocurrida en 1986 en una planta nuclear construida precisamente por la obsesión de la guerra.

Svetlana está segura de que el tiempo de la Unión Soviética ya pasó, más allá de lo que planee Putin, que justificó su ofensiva en los ataques ucranianos de los últimos ocho años contra los rusos que no quieren vivir en Ucrania, los independentistas de las regiones de Donetsk y Lugansk.

También es tiempo de releer Las Almas muertas, emblemática novela de Nikolái Gógol (1809-1852), nacido en Sorochinez, Ucrania. Escribía cómo para este drama que reencarna en desplazados y refugiados ucranianos del siglo XXI: «Vendrán tiempos de hambre y de miseria, para el pueblo en su conjunto y para cada uno por separado… Eso está claro… Se diga lo que se diga, el cuerpo depende del alma […] ¡Abajo la guerra! ¡Abajo la guerra!»

¡Abajo la guerra!

Ante la ofensiva, como ya mostrábamos en noticias anteriores, la AIE se une a la Feria del Libro de Bolonia suspendiendo la cooperación con las autoridades rusas; mientras que la IPA e instituciones del Báltico muestran su apoyo con una carta abierta a los editores de Ucrania y Rusia

«Estamos unidos en apoyo de escritores, periodistas, artistas y todo el pueblo de Ucrania, que está viviendo sus horas más oscuras. Estamos a tu lado y sentimos tu dolor». Escritoras y escritores unidos en PEN internacional.

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