
Prestigiosos profesionales valoran el sector en el Día de la Corrección

Sofía Rodríguez Barrios, fundadora de ASCOT: «Más allá de la satisfacción de un trabajo concluido, se entiende que de modo óptimo, a quienes ejercemos la corrección nos toca enseñar».
El 27 de octubre se celebra el Día Internacional de la Corrección de Textos, una jornada de celebración para todos los profesionales de la corrección. Se señala cada año esta fecha en el calendario por el aniversario del nacimiento del filósofo, filólogo y teólogo Erasmo de Róterdam (1466-1536), destacado humanista reconocido por su trabajo editorial. Por eso, en Publishnews hemos querido unirnos a la celebración de este día preguntando a asociaciones y a profesionales del medio por el estado del sector en la actualidad.
Reinvención y evolución
El sector del libro está cambiando y todos los gremios también. Aunque el común de los mortales piensa que la corrección solo se centra en los libros, todo va mucho más allá y en especial considerando que los nuevos hábitos digitales y los nuevos modelos de consumo casi todos los sectores profesionales han tenido que reinventarse o evolucionar. Así lo piensa Álvaro Martín, presidente de la Unión de Correctores: «como en todos los ámbitos de la vida, todo el mundo se labra su camino. Aunque tiene un peso fundamental, nosotros abogamos por salir del sector editorial y buscar en otros sectores, técnicos, periodísticos, empresariales, etc., y qué decir de nuevas realidades como la IA o internet en su conjunto. Estamos rodeados de textos, y todos estos textos necesitan un corrector. Por eso, trabajamos para abrir la mente de nuestros miembros, para que busquen y busquen y sean todo lo versátiles que puedan».
Una idea que comparte Alma Martínez, vocal exterior de la asociación al asegurar que ahora los profesionales de la corrección empiezan a incorporarse «en áreas menos tradicionales, como las agencias publicitarias o empresas de tecnología, en concreto en el área de la lingüística computacional. Quiero añadir algo que escuché este lunes 24 en la charla de la Red de Asociaciones de Correctores de Textos en Español (RedACTE): la importancia de especializarse y hacernos presentes en los espacios que ocupa el nicho al que nos dediquemos. Valeria Colella de PLECA compartía que ella forma parte de varios grupos profesionales de abogados, porque se dedica a corregir texto jurídico. Creo que esa también es una manera valiosa y efectiva de dar un paso fuera del circuito editorial».
Diana Gamarnik, presidenta de Profesionales de la Lengua Española Correcta en Argentina (PLECA) enfatiza en la forma en la que los nuevos hábitos de consumo y la conciencia social sobre la inclusión de todas las personas han provocado un soplo de aire fresco para el gremio: «en esta época, se están abriendo nuevas posibilidades de trabajo como corrección de guiones de pódcast y de audiolibros, por ejemplo. Las adaptaciones de textos a lenguaje claro y lenguaje inclusivo son otras de las opciones que están apareciendo desde hace un tiempo. Todos son indicadores de que debemos formarnos y capacitarnos permanentemente».
Un elemento a tener en cuenta a la hora de valorar una profesión como esta es el receptor. La figura del corrector va más allá de la edición de un texto en cuanto a que tiene que desarrollar también altas dosis de empatía para con el público al que va dirigido el escrito. Así lo señala Ester Pereira, técnica universitaria en Corrección de Estilo y socia de la Asociación Uruguaya de Correctores de Estilo (AUCE): «La intervención del corrector va más allá de detectar errores ortotipográficos o normativos; el corrector se coloca en posición de lector y verifica que el texto tenga términos comprensibles, que el léxico sea el adecuado, que el discurso sea claro y que la información que se brinda sea la necesaria para que el público al que se dirige ese texto pueda comprenderlo. Para ello, sustenta su trabajo en teorías generales del lenguaje y su perspectiva pragmática complementa las cuestiones gramaticales.»
En este sentido, Sofía Rodríguez Barrios, fundadora de la Asociación de Correctores de Textos del Perú (ASCOT) abunda en la función pedagógica del corrector: «más allá de la satisfacción de un trabajo concluido, se entiende que de modo óptimo, a quienes ejercemos la corrección nos toca enseñar. No necesariamente en el aula, sino al equipo humano que nos acoge. Se valora mucho que estemos dispuestos a responder sus consultas si algo no quedó claro o si desean saber más de gramática, estilo u otro tema. Y en el ámbito social, me parece muy importante demostrar que la corrección es una labor respetuosa del otro, porque sabemos que no todos han tenido las mismas oportunidades de formarse. Aquellos y aquellas que publican en sus redes sociales los errores de otras personas y se lucen corrigiendo en público no conocen cuán noble es este oficio».
¿Tenemos el mejor colofón del mundo? Tenemos el mejor colofón del mundo.#DíaDeLaCorrección pic.twitter.com/5nCtJTB6Oc
— {Pie de Página} (@editorialpdp) October 27, 2022
Un oficio que reinvindica mejores presupuestos
A pesar de ser un trabajo en ocasiones invisible, la labor de los correctores presume de un mayor reconocimiento social que económico. La fundadora de ASCOT denuncia la falta de presupuestos por parte de las instituciones estatales: «el sector editorial peruano ha sido golpeado duramente, como los de otros países. Esta situación se agudiza con la autopublicación generalizada, la incertidumbre política que frena proyectos… Es difícil no mencionar los problemas que venimos enfrentando. Hace unos años temíamos que el libro digital nos dejara de lado o que un programa informático nos reemplazara, y nadie pensó que una pandemia nos azotaría de esta forma. Con todo, el entusiasmo continúa en la ASCOT Perú, que cada día publica un consejo léxico, de redacción u ortografía».
En esta línea Ella Suárez, correctora profesional y miembro de la Asociación CORRECTA, argumenta con base en unos informes del sector de la corrección en Colombia en 2019, que gran parte de los correctores del país combinaba el oficio con otros trabajos y que solo una minoría podía vivir 100% de la corrección de textos.
Por su parte, el presidente de la Unión de Correctores comparte un dato que le hace pensar en que poco, a poco la mujer va tomando las riendas de la profesión. En su asociación, el porcentaje de mujeres es de 85%. Teniendo en cuenta esta cifra, adelanta la pretensión de la Unión de Correctores en elaborar una encuesta para conocer, tras los cambios surgidos en la última década, cuál es el estado de salud del oficio de la corrección.