
Premios Madroño de Poesía 2021: Más premios para premiados

Hoy Inés Martínez García escribe una opinión sobre el mundo poético y los premios, enfocando un poco más el objetivo en los Premios Madroño de Poesía 2021, que se celebraron el pasado 9 de octubre en Madrid. ¿Deberían ser los jurados más públicos y/o diversos?
CreaFest, Certamen Jóvenes Creadores 2021, un festival con sede en Madrid donde tuvieron cabida los Premios Madroño de Poesía.
Conocidos también como Premios Madroño, la entrega de premios de esta edición tuvo lugar el pasado sábado, gracias al Ayuntamiento de Madrid. En esta vigésimo novena edición de los Premios Madroño, la modalidad de poesía ha recibido 287 candidaturas, de las que el pre-jurado solo eligió a 10 finalistas.
Finalistas
- El destino turístico – Violeta Font (IV Premio de Poesía de Valparaíso)
- Cruzamos por el ras de la montaña – María de la Cruz (Los clavos que dan nombre a la metralla, Entropía Ediciones)
- Auscultación – Mario Obrero (Premio Nacional de Poesía Joven Félix Grande y el Premio Loewe de Poesía a la Creación Joven 2020)
- Colección de fetiches poemófonos para un año peculiar – Ignacio Nistal Piqueras
- El Faro escondido – Álvaro Guijarro (Siglo XXIII, ediciones de la Isla de Siltolá – III Premio de Poesía Joven Antonio Colinas)
- Ira y sueño – Andrés París (Como nace el agua, Huerga&Fierro)
- Los amores débiles – Arantxa Romero (Plétora, editorial Amargord)
- Canto a su amor – Félix Moyano (II Premio de Poesía Valparaíso y Premio Andaluz de Poesía Villa de Peligros 2019)
- El río, cuanto más lleva menos suena – Pablo Pérez Benavente
- La ausencia del golpe – Sergio Obreo Cárdenas
De estos diez participantes finalistas, al festival debía de sonarle dos nombres ya que se habían presentado, y habían quedado finalistas, en ediciones anteriores, como es el caso, por un lado, de Ignacio Nistal Piqueras, que en vez de leer un poema (o varios) hizo un recital de carácter performativo —más adecuado para el certamen de teatro que para el de poesía, ya que ningún otro participante contaba con sus habilidades ni abusó del tiempo marcado (5 minutos como mucho) en su turno en el escenario. Y por otro lado, de Andrés París, que por segundo año consecutivo se subía al escenario de Las nuevas dependencias de Matadero, donde recitó un poema acompañado por una grabación de guitarra española. Una lectura digna de uno de los tres premios del Certamen.
Premios y jurado
Esta edición, poblada de poetas ya premiados en otras ocasiones, y de algún otro que se estrenaba sin obra publicada u obras publicadas en editoriales independientes, ha constado de tres premios: Un primer premio dotado de 5.000 euros, un Segundo premio y Reconocimiento de 3.500 euros y un Accésit, sin dotación alguna.
El jurado, compuesto por Alberto Guirao, David Galán (Redri) y Verónica Aranda —algo poco habitual ya que los jurados suelen ser de cinco personas mínimo, si además tenemos en cuenta que había 10 finalistas— anotaban durante el recital de las obras finalistas sus puntuaciones en una hoja impresa que se fueron intercambiando durante la celebración poética hasta que los poetas terminaron de leer sus textos. Sin explicar el por qué de las elecciones ni dar un discurso acerca de los poemas declamados, José María Merino acompañó al jurado al escenario para anunciar a los ganadores.
Premio para premiados
El Primer premio dotado en 5000 euros fue para el jovencísimo Mario Obrero, con dos grandes premios a sus espaldas, se subió al escenario e improvisó, con versos de los compañeros que habían recitado antes que él, una crónica de lo que se estaba viviendo en esta edición de los Premios Madroño de Poesía, a continuación recitó su obra seleccionada «Auscultación».
El Segundo premio, dotado en 3.500 euros y Reconomiento, fue para Álvaro Guijarro, que si bien solo lleva un premio a sus espaldas, cuenta con una pequeña ristra de libros publicados tras de sí. El poeta fue quien abrió el certamen con un poema inspirado en Arthur Rimbaud, titulado «El Faro escondido».
El Accésit, la recompensa sin cuantía económica por participar en los premios, fue para la poeta María de la Cruz, que leyó una serie de poemas donde el bosque, los corzos y las manos se palpaban el cuerpo. Esta serie de poemas se titula «Cruzamos por el ras de la montaña».
El resto de poetas, que no fueron invitados a subir al escenario para una fotografía común ni recibieron un agradecimiento personalizado y público, como suele hacerse en el resto de premios de Poesía, se fueron como habían llegado, con un poema en una mano y en la otra un vacío.