
Morena impulsa en el Senado mexicano una iniciativa para ampliar la regla del precio único a los libros digitales.

Susana Harp Iturribarría | © Susana Harp Iturribarría / TwitterLa senadora Susana Harp Iturribarría (Morena), ha presentado en el Senado una propuesta que contempla reformas a la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. En ella plantea que, mientras quienes intervienen en la cadena de la industria del libro operan bajo las mismas reglas, la comercialización de libros electrónicos no están sujetos a ninguna norma, ni siquiera a las reglas básicas de registro del número internacional normalizado del libro, ISBN. El documento señala que los libros electrónicos resultan depredadores de la industria editorial por varios motivos: no tienen inventarios, su disponibilidad no se agota, no siempre tramita el ISBN cuando se trata de libros diseñados específicamente para el formato electrónico, no requieren de una calificación editorial, no implica inversiones físicas, ni de gastos de transporte y el pago de impuestos no tiene un procedimiento claro cuando las operaciones se realizan de país a país. “Si bien el libro impreso en papel no va a desaparecer, si no homologamos ciertas reglas en cuanto a la publicación de títulos semejantes, se va a encarecer”, expresó la senadora en su propuesta De acuerdo con la exposición de motivos, en el curso del tiempo pueden constatarse dos elementos que afectan significativamente a la cadena del libro: la reducción del número de librerías y el menor número de ediciones y reediciones que, en el año de 2013 fueron de 30.597 y en 2017 de 25.527. Por el contrario, la facturación de libros digitales muestra un incremento constante desde 2013, el cual pasó de 19,6 millones de pesos (905.000 euros), a 147,1 millones de pesos (6.800.000 euros), en 2017. El precio medio de los ejemplares vendidos por vía electrónica fue superior a los 200 pesos (9,25 euros). “Por ello, es relevante hacer extensiva la regla del precio único convenido con los editores, con la finalidad de que se ajusten a una misma condición de mercado y, de esta forma, el libro impreso pueda seguir cumpliendo con esta función social hacia los lectores sin acceso a internet”, se recoge en la propuesta.