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Malos tiempos para el libro argentino

Malos tiempos para el libro argentino

La industria editorial en Argentina no está viviendo su mejor momento. Si en 2014 se imprimieron 129 millones de ejemplares, el año pasado se imprimieron solamente 51 millones de ejemplares. Un drástico y continuado descenso de la edición en papel, según los datos de la Agencia Argentina de ISBN, que ponen al mercado del libro argentino en alerta. La producción se había reducido en solo tres años al 40%. La publicación del informe de producción del libro argentino del primer semestre de 2018 por parte de la Cámara Argentina del Libro no hace más que constatar un dato, la herida no se cierra. La producción y el número de títulos nuevos siguen descendiendo. La comparativa interanual no da un respiro en esta caída y el primer semestre de 2018 se cierra con tres millones de ejemplares menos que el primer semestre de 2017. Analizando los primeros semestres de los tres últimos años constatamos la impresión de 10 millones de ejemplares menos, en un continuado descenso, que si bien parece haber aminorado el ritmo en este último año, nos muestra unas predicciones poco halagüeñas para una industria que hace ímprovos esfuerzos en conseguir aumentar las ventas y atraer nuevos lectores. En el primer semestre de 2016 se imprimieron 32,81 millones de ejemplares, en 2017, en el mismo período, la cifra se redujo un 22%, imprimiéndose 25,68 millones de ejemplares; este año, la reducción ha supuesto un 12% respecto a las cifras del año pasado, dejando el número de ejemplares impresos en 22,6 millones. La producción de libros en Argentina sufre un continuado descenso | © Publishnews Las causas de esta crisis del mercado editorial son múltiples. Por un lado el descenso de las ventas, aunque el informe que ofrece la Cámara Argentina del Libro no revela estos datos, las librerías en declaraciones a varios medios argentinos las cifran entre un 25% y un 35% en los últimos años. Esta bajada de las ventas, en principio el principal factor, se ve agravado por la subida del precio de los libros derivado del aumento del precio del papel, un 55% de enero a septiembre, y con una previsión de aumento del 12% para este mes de octubre; y del coste de distribución. Por si fuera poco, la compra de libros por parte del estado también se ha visto reducida drásticamente, según declaraciones del CEO de Planeta para el Cono Sur, Gastón Etchegaray, a la revista argentina Perfil, «el Estado no ha comprado libros en el último año y medio»: El Estado argentino no parece que pueda ser el salvavidas del mercado editorial argentino o, por lo menos, no a corto plazo. Los presupuestos de 2019, que han de votarse en breve, reflejan una reducción de un 25% de los créditos asignados al programa de Fomento y Apoyo Económico a Bibliotecas Populares, una reducción que, considerando la inflación proyectada se acerca al 60%. La producción editorial cae en Argentina por el descenso de las ventas, entre otros factores | © Philip Capper-Wikipedia¿Dónde puede agarrarse la industria editorial argentina para tratar de levantar la cabeza frente a una crisis sin precedentes? Las editoriales trabajan cada vez más con tiradas cortas. Si en 2016 hablábamos de tiradas de 5.000 ejemplares, en 2018 estamos viendo tiradas de 1.000 ejemplares en el sector comercial. Las cifras se reducen mucho más si hablamos de los libros autoeditados con tiradas de 100 ejemplares. Probar los libros, ver si funcionan antes de introducirse en gastos de producción mayores es una de las estrategias. Así, los editores están comenzando a introducirse en el mercado de la edición bajo demanda al mismo tiempo que trabajan para que los libros vuelvan a ser incluidos en planes de cuotas. Cabe preguntarse si la edición y venta de libros en formato digital puede ser una salida a esta crisis. El informa de la Cámara del Libro no nos da la respuesta, pero si apunta un crecimiento del libro digital que ya representa el 17% de la edición impresa. en lo referente a títulos nuevos. De estos títulos más del 50% son nativos digitales, principalmente en los libros autoeditados, o editados por servicios de edición, ya que de los libros del Sector Editorial Comercial, distribuidos por los canales convencionales de librerías, solamente el 8% son nativos digitales. Junto a estas noticias desalentadoras, nos encontramos con iniciativas que pretenden favorecer el consumo de libros como el pase cultural puesto en marcha por la ciudad de Buenos Aires y del que les informábamos aquí que tratan de acercar a los jóvenes al mundo de la cultura y, por consiguiente, al consumo de libros. Autores, editores y libreros de Argentina tienen una ardua tarea por delante.

 

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