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Los editores independientes alzan su voz en Formentor

Un año más en la isla de Mallorca las conversaciones literarias de Formentor rindieron homenaje a la literatura. En esta edición, en la que se honró al Premio Nobel de Literatura 2003, el sudafricano J.M. Coetzee, los editores independientes representaron un papel importante. Un rol que la mayoría de las veces el ritmo frenético de la industria y la maquinaria publicitaria de los superventas y los grandes grupos editoriales les niegan. Sin embargo, en Formentor se respira literatura, buena literatura, sin importar las listas de más vendidos. Quizá por eso, en un encuentro a puerta cerrada sin transmisión mediante Zoom ─es posible, aunque no lo crean─ un grupo destacado de editores independientes debatieron junto a Basilio Baltasar, organizador del evento sobre los proyectos y retos de la industria. Fernanda Febres-Cordero, editora de Turner, quien participó en el debate nos comenta cómo los editores independientes sacaron conclusiones positivas «las previsiones ante la crisis por la pandemia eran tan catastrofistas que ahora el sentimiento general es casi satisfactorio: las editoriales independientes han sabido resistir el impacto». Formentor es en lo que llevamos de año uno de los pocos lugares de encuentro del mundo editorial, algo que muchos echamos de menos. «En un contexto en el que el movimiento cultural parece pausado este encuentro es enriquecedor. Es necesario poder encontrarse para que siga fluyendo el diálogo, el intercambio de ideas es imprescindible en la sociedad», agrega Febres-Cordero. Y en este sentido, fruto de este encuentro surge la declaración de Formentor, firmada por los editores independientes presentes: Juan Casamayor (Páginas de Espuma), Claudia Casanovas (Ático de los libros), Enric Cucurella (Alpha Decay), Fernanda Febres-Cordero (Turner), Ángel Fernández (Jot Down), Benito García Noriega (Krk), Miguel Lázaro (Cabaret Voltaire), Jan Martí (Blackie Books), Diego Moreno (Nórdica), José de Olañeta (Olañeta editor), Joaquin Palau (Arpa), Clara Pastor (Elba), Sandra Ollo (Acantilado, Quaderns Crema), Román Piña (Slooper) , Enrique Redel (Impedimenta), Rosa Rey (Angle), Elizabeth Riera (Wünderkammer), Félix Riera (Hansel i Gretel, E D Libros), Luis Solano (Libros del Asteroide), Santiago Tobón (Sexto Piso). Una declaración de intenciones, una llamada de atención por parte de quienes hoy en un momento en el que toda la dinámica del mundo del libro parece tambalearse son el pilar que sostiene la bibliodiversidad de nuestro país. A continuación reproducimos el texto íntegro de la Declaración de Formentor. -Pensamos que la cultura debe ocupar el centro del debate público, no ser presentada solamente como un ornamento lúdico. En estos momentos tan difíciles para el conjunto de la sociedad, a los que el sector del libro no es ajeno, hemos resistido la pandemia. Estamos atentos a lo que pueda suceder en los próximos meses pero tenemos el convencimiento de que saldremos adelante. En un contexto de absorción de editoriales por grandes grupos y de importantes cambios, los editores independientes suponen cada vez más un imprescindible elemento del ecosistema literario. Su permanencia y fortalecimiento redundan en un enriquecimiento de la diversidad cultural y de pensamiento. Abrimos nuevas vías editoriales y damos voz a autores que resultan necesarios. Publicamos de forma diferente, utilizando el papel de modo sostenible como soporte esencial del libro sin renunciar a las nuevas tecnologías y ejercemos de resistencia cultural. Enriquecemos el tejido cultural y ponemos en contacto a diferentes ámbitos. No proporcionamos solamente ocio, sino que somos a la vez espacio de creación, laboratorio social y escuela. -Más que el tamaño, el número de títulos u otros criterios economicistas, lo que nos define es la voluntad de editar y edificar un catálogo según nuestro propio proyecto. Nos constituimos en motores de ideas y valores; invertimos en todo ello nuestro propio dinero; ejercemos nuestro papel de una forma que nos permite el trato directo con el autor, acompañarlo y realizarle sugerencias sobre su trabajo durante el proceso creativo; trabajamos con un capital simbólico de tanta importancia como el capital real; el beneficio económico es una condición pero no nuestro objetivo fundamental. Los editores y editoras independientes son responsables, controlan y toman las decisiones de todos los aspectos de la producción del libro de manera autónoma, imprimiendo en ellas una personalidad. -Señalamos nuestra preocupación por la marginalización de la información cultural y literaria en algunos medios de comunicación. Aplaudimos a los medios que apuestan por los contenidos vinculados a libros, en sus apartados culturales específicos pero también en las secciones generales o de otro tipo; así como a los premios independientes a obra publicada. -En un contexto de progresiva concentración del mercado, vemos como una prioridad el mantenimiento de la red de librerías y bibliotecas, así como el del sistema del precio fijo. Y manifestamos nuestro deseo de potenciar el papel prescriptor del editor. Para ello, contamos ya con la complicidad de muchos libreros, lectores y críticos. -Nos emplazamos a seguirnos viendo en futuras reuniones, seguir compartiendo experiencias y eventualmente trabajar en proyectos comunes. Hotel Formentor, 19 de septiembre de 2020.

 

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