
Los editores franceses dejan las páginas de cultura para pasar a las de sucesos

Los editores franceses dejan las páginas de cultura para pasar a las de sucesos Casos de pedofilia y chanchullos en importantes premios literarios son algunos de los elementos que llevaron a los editores y escritores franceses a las páginas de la policía Un artículo publicado por el New York Times ha mostrado al mundo cómo los editores, autores y premios literarios franceses dejaron el pequeño mundo de los libros para saltar a las páginas de sucesos. El artículo cuenta que en febrero del año pasado, la policía llamó a la puerta de la editorial Proust & Céline en busca de pruebas que incriminaran al escritor Gabriel Matzneff. Salieron de allí con documentos que prueban cómo colocaron el nombre del escritor acusado de pedofilia Matzneff en un prestigioso premio literario. «Es probablemente uno de los últimos mundos que ha permanecido tan protegido frente a las investigaciones y a la documentación de entendimientos, acuerdos ilícitos y nepotismo», dijo Olivier Nora, presidente de Grasset, la importante editorial francesa que ha publicado un libro que cuenta la historia de Vanessa Springora, quien mantuvo una relación de carácter afectivo y sexual con Matzneff cuando tenía solamente 14 años. El libro, El consentimiento publicado en español por Lumen fue la mecha para que el movimiento #MeToo llegara a Francia. El artículo firmado por Norimitsu Onishi y Constant Méheut informa que, a diferencia de los premios americanos o británicos ─que tienen una rotación entre los jurados─, en Francia es común que los premios literarios tengan jurados fijos. «Es un sistema aberrante», dijo Hugues Jallon, quien desde 2018 está a cargo de Seuil, otra importante editorial francesa. «Debe haber reglas estrictas en contra de ser jurado en un concurso si eres empleado de una editorial», dijo. El editor señaló que hay mucho dinero en juego. Béatrice Duval, directora de Le Livre du Poche, la mayor editorial de libros de bolsillo de Francia dijo que «todas las personas involucradas no tienen ningún interés en que esto cambie», añadiendo que las principales editoriales se beneficiaron de la contratación o la publicación de jurados. «Es más fácil para las editoriales controlar los jurados de esa manera», concluyó. Tags: El Consentimiento, Francia, Gabriel Matzneff, New York Times, Vanessa Springora