
Lo esencial también se lee

Para Auguste Rodín lo más importante de la existencia consistía en «conmoverse, amar, tener esperanza, estremecerse, vivir», pero cómo hacemos esto cuando nos encontramos en una situación extraordinaria, luchando desde nuestras casas contra una pandemia que no terminamos de entender pero que ha cambiado drásticamente nuestra cotidianidad. Para todos es diferente, están los que han podido recluirse en casa, los que deben salir para cuidarnos y lo que no tienen otra alternativa para sobrevivir que salir a buscar el pan.En momentos como este buscamos lo esencial, que es invariable para cada uno de nosotros. Escudriñamos en aquello que ha sido importante a lo largo de nuestra vida, tal como lo menciona Rodín, tratamos de encontrar nuestros impulsos vitales. Frente al desafío de mantenernos aislados para frenar los estragos causados por un nuevo virus y después de días de estar en casa a cal y canto es importante reflexionar acerca de lo que entiende cada país por necesidades básicas. No está en discusión que lo esencial de primera línea sean alimentos, agua y medicamentos. Lo que sí está en la mesa de debate, o debería, es lo que cada sistema político entiende por necesidades de cultura y cómo procura satisfacerlas. El término cultura significa: cultivo y la necesidad de cultura coincide con la educación intelectual y moral, el ser humano cultivado participa con los más altos valores conservados por esta tradición de la sociedad. Promover ese cultivo permite modificar el ambiente natural y adaptarlo a sus necesidades especialmente en situaciones de riesgo o amenaza para la sobrevivencia. Mientras en Bélgica mantener abiertos los puestos de papas fritas ha contribuido a mejorar el estado anímico de sus habitantes, en Estados Unidos y Países Bajos la marihuana es un artículo del que no se puede prescindir. Para Alemania, Francia y Bélgica las librerías abiertas representan una garantía intangible de la salud mental de sus habitantes. En México bancos, farmacias, supermercados mantienen sus puertas abiertas con las medidas de seguridad sanitarias necesarias para que la ciudadanía pueda seguir funcionando frente a esta contingencia. Sin embargo, entre las repercusiones del coronavirus en la cultura se ignoró un bien esencial para el equilibrio intelectual y emocional: el libro. La vocación de Librerías el Sótano va más allá de la venta de libros, enfocamos nuestra labor en la gestoría cultural y en establecer una responsabilidad social con nuestra comunidad. Somos libreros y para nosotros se lee como se respira. En México, los índices de lectura están subvaluados, de acuerdo con la encuesta Molec (Módulo de lectura INEGI) la literatura es el tema favorito de los lectores nacionales con un porcentaje de 40.8. Le siguen los libros de texto, uso universitario, de materias o profesiones en particular con 33.6 %. El motivo principal por el cual se realiza la lectura de libros es por “entretenimiento” y aún con el incremento en el uso de las tecnologías de la información 84.9 % de los mexicanos prefieren los libros impresos. Las librerías se levantan como un bastión necesario para el acceso a la palabra, para la apropiación y comprensión de nuestra realidad. El consumo cultural es fundamental en épocas de incertidumbre. Nuestro trabajo como libreros se vuelve fundamental, como una especie de brújula que orienta y acompaña al lector en la búsqueda no solo de su siguiente lectura, sino de su lugar en el mundo. Los libros salvan vidas y no lo escribimos en un sentido metafórico, atienden, de manera práctica y tangible las inquietudes de sus lectores, en las circunstancias más adversas de su existencia. Este producto cultural deja atrás el objetivo de conocimiento para dar paso al placer, a la diversión o a la paz mental, necesarias en situaciones como esta. Eduardo Galeano se manifestó contra la falta de comunidad y solidaridad que acechaba al mundo, especialmente a Latinoamérica con aquello de que «las ciudades tienden a convertirse en inmensos desiertos llenos de gente, donde cada cual vela por su santo y está cada cual metido en su propia burbuja». Hoy las ciudades están desiertas y desde nuestro aislamiento social parafraseamos a Paul Auster, al estar conscientes de que los libros que ofrecemos no acabarán con las guerras ni podrán alimentar a cien personas, pero pueden alimentar las mentes y, a veces, cambiarlas. Hoy más que nunca es tiempo de leer y de leernos unos a otros al transmitir nuestro compromiso y mantener abierta la conversación en nuestra siguiente entrega. América Gutiérrez América Gutiérrez reporta ahora desde Librerías El Sótano. Es guionista y productora que ha trabajado para Discovery Channel LA, History Channel, National Geographic, A&E, Instituto Mexicano de la Radio, Grupo Expansión, Penguin Random House, MVS Radio y Televisa. Colabora en programas itinerantes de fomento de la lectura. Siempre se pregunta ¿en qué se parece un cuervo a su escritorio? Actualmente estudia las leyes que rigen las excepciones.