
¿Las editoriales hispanoparlantes piensan en China?

Estánd en BIBF | © Elena Bazán La Feria Internacional del Libro de Beijing (BIBF), en sus ediciones 2017 y 2018 ha sido parte de mi experiencia en la incursión del mercado chino. Estamos acostumbrados a relacionarnos entre colegas de todo el mundo con espacios tan potentes y de tal tradición editorial como Guadalajara, Frankfurt, Londres, Bolonia, Argentina…, pues tras sus 25 ediciones, la feria asiática comienza a acercarse a cifras como las de la Frankfurter Buchmesse con la presencia de 89 países (“Facts and figures”, bibf.net) en comparación con los 109 que asistieron a Frankfurt este año (buchmesse.de/en). Además, tres de sus seis inmensos pabellones están enfocados a agentes extranjeros. Tal vez es momento de prestarle más atención. Pero no es el interior de la feria pekinesa, que acontece a mediados agosto, lo que más me llama la atención, sino el interés de los editores chinos hacia el exterior. En cooperación internacional editorial, China está haciendo su parte para darse a conocer. Desde el 2016 —organizada entre BIBF, China National Publications Import and Export (Gropu) Corporation y Paper Republic (paper-republic.org)—, se realiza la Beijing Publishing Fellowship, un intercambio que lleva a profesionistas del libro de todo el mundo a tratar directamente con casas editores, autores, agentes, traductores e intérpretes, en el marco de la feria. En el 2018 los participantes representaban a los países Reino Unido, Indonesia, Israel, México, Estados Unidos, Serbia, España, Suecia, Nueva Zelanda y Francia. En ese marco asistí a un taller especializado en que los jóvenes editores y agentes de derecho chinos aprendieron a presentarse, a hacer su pitch con editores, agentes y scouts extranjeros. Asimismo, su presencia en ferias internacionales como país invitado de honor comienza a destacar: La Habana en 2017, Bolonia en 2018, Panamá en 2019. Como hispanoparlantes, el primer pensamiento sobre trabajar con China en materia editorial será la traducción de obras del putonghua (chino mandarín estándar) o de alguno de los 300 dialectos que conforman el habla del país asiático. El mercado de obras de ficción y no ficción —pensemos tan solo en la enseñanza de su lengua— del chino publicadas en español ya está en nuestras estanterías, un guiño a que el reto es domable. Me parece que la verdadera barrera a superar es el interés cultural, que bien contempla la literatura, hacia Oriente. Sin sensibilidad hacia el otro, encuentro complejo compenetrarnos con nuestros colegas agentes y editores chinos. Si ellos están ya mirando hacia nosotros, generando presencia desde el Estado, buscando con énfasis a sus similares de todo el mundo, ¿por qué no hemos volteado hacia uno de los países que más libros publica e imprime por año? Cualquiera que visite sus pabellones en su feria o en las que es invitada, verá que la expansión hacia el exterior de la República Popular China como fuegos artificiales: es aturdidora e hipnótica a la vez. Me parece que en próximos años nuestro interés por fin despertará. *Elena Bazán es profesional de la edición especializada gestión de proyectos editoriales y la edición y corrección de materiales impresos. Socia fundadora de Se hacen libros. Account manager de Bookwire México.