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La librería desde adentro: Cafebrería ad Hoc

La librería desde adentro: Cafebrería ad Hoc

Lola Vivas, dueña de Cafebrería ad Hoc: «Tenemos una pareja que se conoció en Cafebrería y que se casó a finales de junio y que quisieron hacerse las fotos de la boda en la librería. Fue muy bonito porque acudían a verse aquí casi a diario».


Cafebrería ad Hoc es una librería-cafetería que nació en 2017 con el objetivo de ofrecer la experiencia completa: leer un buen libro acompañado de un buen café, de un té o de un buen vino. En Publishnews, aprovechando el Día de las Librerías, hemos querido saber un poquito más sobre esta librería madrileña y hemos charlado con su dueña, Lola Vivas. 

¿Cómo surge la idea de abrir Cafebrería ad Hoc?

Surge casi como una casualidad. Durante mucho tiempo, dediqué mi vida al arte, después a la escritura, tanto desde dentro, es decir como escritora, como desde fuera, impartiendo cursos de escritura. Y en un momento dado surgió la posibilidad, quizá soñada desde siempre, de abrir un espacio que reuniese todo ello, un espacio de cultura, de encuentro. Un lugar donde la gente pudiera disfrutar al mismo tiempo de buenos libros, buen arte, buenos cursos y todo ello en una espacio distendido, alejado en todo lo posible de las convenciones tan rígidas que suele rodear en todas partes a la cultura. En fin un lugar de cercanía, para sentirse en casa.

En un momento en que las grandes empresas ganan terreno, ¿da vértigo abrir una librería?

En el momento actual da vértigo abrir cualquier tipo de empresa, una librería, una panadería o un quiosco. Yo no tengo ninguna experiencia previa como empresaria, y al llegar a este mundo una de las cosas que más me ha sorprendido es que el tratamiento de empresa es el mismo tanto para grandes como para pequeñas. Es decir, la cantidad de cosas que hay que hacer, gestiones, pagos, contratos, etc. Y claro, una empresa pequeña, pequeñísima y además enfocada a un mundo tan complicado como el cultural, no puede tener departamento distintos, no hay una persona que se dedique a gestiones, un departamento de contabilidad, otro de marketing, de compras, de recursos humanos y demás. Si no que es una sola persona la que trata de hacer todas esas cosas a la vez y muchas otras que surgen del día a día. Claro que da vértigo: ¿a ti no te lo daría no tener un solo segundo al día y que nadie te asegure que aun así vas a subsistir? Ese es el día a día de cualquier autónomo en España, de cualquier pequeña empresa.
Por otra parte, el vértigo se amortigua muchísimo por el cariño de la gente y por el esfuerzo y empuje del equipo que tenemos. Tengo que decir que eso es una maravilla. Forman parte de la propia empresa, en ese sentido tengo muchísima suerte.

Organizáis varias actividades literárias, ¿cuáles demanda más el público?

Organizamos todo tipo de actividades culturales, casi todas literarias, pero también otras más centradas en el mundo del arte y la música. Por ejemplo, hemos hecho obras de teatro (piezas pequeñas que han sido un éxito), también mesas redondas en torno a alguna exposición que teníamos en ese momento, conciertos acústicos y conferencias. Creo que en este sentido, la demanda es muy variada. Aunque tengo que decir que una de las cosas que más gustan a la gente es el encuentro directo con los autores, por la cercanía, como por ejemplo los que tenemos la semana próxima en el entorno del Festival Eñe con Andrés Neuman y María Negroni. También los talleres de lectura y escritura que impartimos interesan mucho a le gente. De hecho, normalmente no tenemos plazas libres.

Desde 2017, ¿cómo ha evolucionado la librería?

En 2017 abrimos en Pozuelo. Entonces el espacio era más pequeño pero, a pesar de ello y de que la zona donde abrimos no era muy transitada, ya nos dimos cuenta de que era un espacio especial, que a le gente le gustaba, por su versatilidad y por esa idea que he comentado antes de cercanía, todo el mundo que nos visitaba se sentía muy bien allí. En 2020, tuvimos que cerrar por la pandemia y, la verdad, no sabíamos muy bien lo que iba a suceder después. Pero la casualidad estuvo de nuevo de nuestra parte, y apareció de la nada (en aquellos paseos pandémicos que nos dejaban dar a las 8 de la tarde) el local de la calle Buen Suceso 14 que encajaba a la perfección con Cafebrería ad Hoc. Y nos pusimos a ello. La evolución desde entonces ha sido muy buena, personalmente estoy muy orgullosa de todo lo que hemos conseguido hasta hoy: más amigos, clientes, que cada día salgan cosas más interesantes y nuevas. Tengo que decir que es un trabajo apasionante, muy creativo y el trato con la gente que nos visita, su entusiasmo y sus ánimos, es algo que no se puede comparar con nada.
Cafebrería ad Hoc

¿Qué títulos o géneros vendéis más?

A Cafebrería ad Hoc acuden personas de todo tipo: gente muy lectora, que tiene muy claro lo que quiere y sabe que tenemos un fondo muy seleccionado, y personas que se acercan buscando una recomendación. Por eso lo que más se vende aquí son buenos libros, porque los muy lectores saben escoger y la gente que viene buscando una recomendación, la recibe de nosotras (somos tres las libreras) que somos también muy buenas lectoras. En cuanto a géneros, curiosamente vendemos bastante poesía y relato breve. Pero también ensayo y narrativa literaria. Eso sí, hay libros que se venden mucho más que otros, normalmente de autores indiscutibles como Sándor Marai, Cartarescu, Sylvia Plath, Annie Ernaux, Pizarnik o Ginzburg, por nombrar algunos.

En el último año, ¿cuál ha sido el libro estrella?

El año pasado se vendió muchísimo la obra de Stanislaw Lem, ya que fue su centenario y la editorial Impedimenta publicó casi toda su obra. Pero también, novedades como Hamlet de Maggie O´Farrel (Libros del Asteroide) o La familia de Sara Mesa (Anagrama) o El verano que mi madre tuvo los ojos verdes de Tatiana Tibuleac (Impedimenta) o el Breve tratado sobre la estupidez humana, de Ricardo Moreno Castillo (Fórcola). Aún así, no tenemos libros estrella como tales. Quizá es debido a que no trabajamos el «bestseller». En general, nuestra librería es más de fondo y aunque tenemos novedades, las escogemos mucho, siempre teniendo muy en cuenta la calidad. Y claro, este tipo de selección se trabaja más día a día, no tanto según sale al mercado.
Cafebrería ad Hoc

En una librería-cafetería las anécdotas se contarán por dos. ¿Qué situación reseñable se os viene a la cabeza?

En Cafebrería ad Hoc tenemos muchos clientes que ya son amigos. Vienen muy a menudo y son como de la casa. Por eso anécdotas hay muchas. Que recuerde a bote pronto, tenemos una pareja que se conoció en Cafebrería y que se casó a finales de junio y que quisieron hacerse las fotos de la boda en la librería. Fue muy bonito porque acudían a verse aquí casi a diario y fuimos un poco testigos de su historia de amor. O, por ejemplo, el otro día, en una presentación de un libro, cuando la única niña que había entre el público adulto, pidió que le dieran el micrófono, se levantó y le preguntó a la autora que cómo se le había ocurrido escribir ese libro porque a ella le había gustado mucho. En fin, son muchas las historias. De hecho, tenemos en la entrada un libro de visitas en el que, aparte de dedicatorias, nos hacen dibujos que a veces nos dan ganas de enmarcar.

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