
La editorial desde adentro: Trotalibros Editorial

Trotalibros Editorial, la primera editorial que surge con el boom de los blogs y de las redes sociales
Las redes sociales y las comunidades virtuales de lectores están cambiando el sector del libro y también la forma en la que las personas se acercan a la lectura. Trotalibros nació en 2012 como el blog de reseñas literarias de un estudiante de derecho que identificaba el interminable viaje de los lectores con el de los trotamundos. Fueron tantas las alegrías que se llevó Jan Arimany, que en 2021 Trotalibros se convirtió en Trotalibros Editorial.
En Publishnews hemos querido saber más acerca de esta editorial joven que se califica como «radicalmente independiente y especializada en recuperar obras fundamentales de la literatura universal injustamente olvidadas». Hablamos con Jan Arimany, su editor.
¿De dónde surge la idea de montar la editorial?
Trotalibros Editorial es la primera editorial del mundo surgida del fenómeno de BookTube, Bookstagram y, en definitiva, las comunidades virtuales de lectores que han convertido la lectura en una actividad compartida. La aventura empezó en 2011 cuando empezaba mis estudios en Derecho y abrí un blog de reseñas literarias que titulé «Trotalibros». Cuando ya ejercía de abogado el proyecto había crecido tanto que decidí dejar mi carrera como jurista para, en 2020, reinventar lo que hasta ahora había sido una afición, una manera de intercambiar recomendaciones con lectores de todo el mundo, en mi sueño: una editorial dedicada a recuperar clásicos injustamente olvidados.
La idea de Trotalibros Editorial es la de recuperar libros que por alguna razón pasaron desapercibidas en su momento o incluso permanecían inéditas en español por la despiadada vorágine de novedades pasajeras.
¿Qué hace de esta editorial un lugar-hogar para publicar?
Trotalibros Editorial está hecho con el cariño y la pasión propios de un proyecto personal; tanto el formato como la selección, la edición y la comunicación están hechas a medida de lo que me gustaría encontrar en una editorial. Publico poco pero bien, acompañando cada libro, e intento que se note en cada detalle, en especial en unas últimas páginas finales (la nota del editor) que me reservo para hablarle directamente al lector y contarle de una forma muy íntima y personal cómo descubrí el libro en cuestión, por qué decidí publicarlo y cómo fue el proceso de edición. Todas estas cosas van encaminadas a que el lector sienta cada uno de los libros que publico en su inimitable identidad como un hogar propio.
En lo que se refiere a la edición, ¿qué parte de la creación del libro disfrutas más?
Me es imposible elegir una parte específica. La emoción de hallar un libro extraordinario es comparable a la del momento de firmar el contrato que te va a permitir tenerla en tu catálogo. Disfruto exactamente igual del instante en el que recibo la traducción y la empiezo a leer al trabajo de ir afinando los detalles de la narración, buscando alternativas y ajustando cada registro. ¿Qué es mejor, la felicidad de ir cerrando los detalles de un diseño con guiños y significados ocultos o la de escribir los paratextos, incluyendo la nota final del editor? No puedo elegir entre el entusiasmo de anunciar un libro y el entusiasmo del día en el que llega a librerías y ves cómo los lectores te dan confianza y se lo llevan a sus casas. De la misma forma que no sabría elegir una melodía específica del Moldava de Smetana, no sé elegir qué parte de este hermoso río que es el proceso de edición de un libro disfruto más.
Publico poco pero bien, acompañando cada libro, e intento que se note en cada detalle, en especial en unas últimas páginas finales (la nota del editor) que me reservo para hablarle directamente al lector y contarle de una forma muy íntima y personal cómo descubrí el libro en cuestión, por qué decidí publicarlo y cómo fue el proceso de edición.
¿Qué libro/libros se encuentra en desventaja frente a otros en tu editorial?
Está en el mismo ADN de la editorial publicar escritores desconocidos del pasado, por lo que obviamente nuestros libros nunca van a contar con el tirón comercial de un nombre conocido ni de la presencia de los autores para actos y entrevistas. También tengo debilidad por los libros que descolocan al lector, que juegan con él, que lo incomodan, y esto es evidente que no vende tanto como los libros que buscan el mero entretenimiento y sobre todo la ratificación de los propios valores de cada lector. Desde la labor editorial intento suplir estas desventajas.
¿Qué libro te hubiera gustado publicar que ya esté en otro catálogo?
La recuperación de muchísimos clásicos injustamente olvidados: Lucia Berlin, Irène Némirovksy, Sándor Márai, Jiří Weil…
¿Cuál es el libro que más tiempo te llevó conseguir y por el que no tiraste la toalla?
La mirada del ángel, de Thomas Wolfe. Es uno de mis libros favoritos. Soñaba con publicar una nueva traducción de este clásico monumental e imprescindible de la literatura norteamericana, completamente desaparecida en español. Era una locura, casi ochocientas páginas de una traducción complejísima. El traductor Miguel Ángel Pérez Pérez fue en gran parte el que hizo posible esta odisea y el que hizo que yo no tirara la toalla. Cuando se lo propuse le dije que esta sería la traducción más importante de su carrera. Resultó ser su última traducción, ya que recientemente ha fallecido de forma repentina. Ahora es a la vez un sueño cumplido y un homenaje a quien lo hizo posible.