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La editorial desde adentro: Los tres editores

La editorial desde adentro: Los tres editores

Hablamos con Alberto Calvo, uno de los editores del sello Los Tres editores, sello hispanoamericano de narrativa.


Los tres editores está compuesta por un escritor, un editor y un librero. El equipo trabaja desde Costa Rica, bajo una pérgola cubierta por una enredadera. Dicen que no les gusta la realidad, pero sí los textos anclados en ella. Ellos son los encargados de publicar el superventas Panza de burro en Centroamérica, mientras que en España por ahora solo han publicado dos obras: Vamos a tocar el agua y Eloísa vertical.

¿De dónde surge la idea de montar la editorial? ¿Qué hace de esta editorial un lugar-hogar para publicar?

Los Tres Editores nace en julio del 2017 en Costa Rica, pero desde octubre del 2021 trasladamos la operación a Madrid y ahora tenemos un pie a cada lado del océano. En un inicio, como lo dice nuestro nombre, éramos tres, pero actualmente el equipo está conformado por dos personas: el editor Alberto Calvo y el director de arte Jochen Vivallo, quien reside en Madrid.

Nos gusta la idea de nuestra editorial como hogar, sobre todo como un sitio pequeño y acogedor donde todos podamos involucrarnos en los procesos y mimarlos con una relación de cercanía muy estrecha. Parte de nuestra singularidad radica en el trabajo mano a mano con los autores y autoras en cada etapa de la vida del libro.

¿Qué parte de la creación del libro disfrutáis más?

Sin lugar a duda, la edición de los textos. Intervenimos desde los estados más tempranos, cuando el libro es solo una idea poco definida o solo un conjunto de fragmentos dispersos. Luego, invertimos una ingente cantidad de horas en la edición línea a línea, muy de cerca con los escritores y las escritoras (a quienes desquiciamos con mails, llamadas, WhatsApp), y luego en la maquetación, ese arte del equilibrismo, y la corrección de pruebas. Todo lo anterior se aúna en algún punto a la elaboración de los paratextos, en particular de la nota de contratapa, la cual solemos reescribir muchas veces hasta que damos con el tono o el enfoque que creemos más conveniente y seductor para el libro en particular.

¿Qué libro se encuentra en desventaja frente a otros en vuestra editorial?

Diría que ninguno tiene desventajas «de origen». Cada uno tiene sus particularidades, claro, y hay que saber identificarlas y explotarlas para lograr la máxima difusión posible. Del lado del estilo, ninguno de nuestros libros publicados hasta ahora se caracteriza por tener una prosa demasiado densa o alambicada, de manera que no hemos tenido que convencer a nadie para que intente descifrar cosas ilegibles. Hasta el momento, no hemos publicado traducciones, aunque ya trabajamos en una de un autor francés poco conocido en todo el ámbito hispanohablante, así que creo que supondrá un reto mayor, en todo sentido, en relación con experiencias anteriores.

¿Qué libro os hubiera gustado publicar que ya esté en otro catálogo?

Ufff…, si me detuviera en ello no me daría la vida. También sé que tanto Jochen como yo, Alberto, tenemos nuestras querencias literarias propias, las cuales se intersecan la mayoría del tiempo, pero a veces no. Dado que tenemos una pulsión fuerte por la ficción autobiográfica (y en mi caso, por lo posmo), me hubiese encantado publicar el Me acuerdo de Joe Brainard.

¿Cuál es el libro que más tiempo os llevó conseguir y por el que no tirasteis la toalla?

Hemos publicado seis títulos más una reedición. En Costa Rica, lanzamos Vamos a tocar el agua, la crónica berlinesa del tico Luis Chaves; Mi libro enterrado, del argentino Mauro Libertella, sobre la muerte de su padre, el gran escritor Héctor Libertella; Los niños perdidos, de la mexicana Valeria Luiselli, una crónica sobre migrantes centroamericanos en Estados Unidos; Trayéndolo todo de regreso a casa, una selección propia del ya conocido volumen de relatos de Patricio Pron, y la edición local del hit Panza de burro, de Andrea Abreu. Luego, en España, reeditamos el libro de Luis Chaves y acabamos de lanzar, en enero de este 2022, una crónica llamada Eloísa vertical, de la tica Catalina Murillo, sobre una mujer esquizofrénica en la Galicia profunda.

Si me preguntas, hemos llegado a cada uno de esos libros de manera muy orgánica, sin forzar nada. En algunos casos, diría que hasta hemos tenido un poco de suerte, pero la suerte no dura para siempre, y ahora en España sabemos que el camino es cuesta arriba. Actualmente, nos encontramos cerrando la negociación por los derechos del autor francés que mencionaba en la respuesta anterior, y también estamos en conversaciones preliminares por un librito de una autora norteamericana aún no publicada en España. Ambos nos tienen muy ilusionados y no tiraremos la toalla hasta conseguirlos.

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