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Independientes y sin audífonos

Independientes y sin audífonos

Quienes conforman la cadena de valor del mercado editorial en el Perú experimentan, en su mayoría, una sensación agridulce cuando es momento de analizar lo ocurrido en el sector durante los últimos años en términos comerciales: por un lado, las auspiciosas y sostenidas ventas obtenidas en las ferias locales, sobre todo en la Feria Internacional del Libro de Lima, alentadas por un público que se vuelca de forma masiva a estos eventos, con interés por una oferta valiosa, competitiva y diversificada; y, por el otro, el preocupante estado de los canales de comercialización tradicionales. Me explico mejor: es inusual que aparezcan nuevas librerías en el país, y las que están en actividad no demuestran prosperidad financiera, algo que se pone en evidencia cuando notamos que la cadena de pagos suele romperse en este eslabón, ya que las demoras en la cancelaciones de la mercadería a las editoriales, sobre todo de las medianas y pequeñas, colinda con lo alarmante. Dentro de este agreste panorama, aparece el sostenido auge de la autoedición, o de los autores-editores, un tipo de agente editor que puede definirse como toda aquella persona natural que registra títulos de su autoría a través del sistema del ISBN. Así está explicado, grosso modo, en el «Estudio diagnóstico del sector editorial del Perú», elaborado por la Cámara Peruana del Libro y el Cerlalc en 2017. Las limitaciones de la autoedición en el Perú son dos: la primera, atribuida a su propia naturaleza, radica en que no es posible conformar un catálogo amplio y diversificado, debido a que solo transforman en productos editoriales las obras que ellos mismos elaboran como autores, limitando irremediablemente su propia oferta. Y la segunda, ya de carácter comercial, está en que las puertas de las cadenas de librerías, las cuales concentran una sustancial porción de los canales de venta, suelen estar cerradas para autores-editores, debido a razones logísticas y administrativas: es más práctico y eficiente emitir liquidaciones a editores con una vasta producción, que a personales naturales con títulos que no alcanzan a sumar los dedos de una mano. Entonces, ¿cómo es posible que este tipo de agente editor se esté consolidando en el mercado peruano? Antes de dar una respuesta, analicemos los datos que arroja este Estudio: “Cerca de la mitad de los agentes editores en 2016 (442) está conformada por personas naturales y entidades no especializadas en el sector editorial. Este es un fenómeno que se registra en casi todos los países de América Latina. Las cifras del Cerlalc para 2015 muestran que de 21.787 agentes que registraron títulos en el ISBN, 10.025 (el 46 %) corresponde a personas naturales (que podrían asumirse como autores-editores)”. En este mismo Estudio se refuerza la tendencia: “Además del notable crecimiento de la edición comercial, hay que destacar la alta participación de personas naturales en el registro de obras. En el 2000, no llegaba al 1 %, en 2016 su participación fue de 5,7 %. Es indudable que, como se verá más adelante, en el registro de personas naturales pueden existir actividades editoriales comerciales que no están constituidas como empresas, que hacen parte de una floreciente actividad editorial independiente, tal como viene ocurriendo en otros países de la región”. La respuesta estaría en que los autores-editores, en gran medida, se convierten posteriormente en editores independientes, debido a que se trataría de un proceso de evolución natural para ellos como empresarios. Y este es el gran aporte de la autoedición para la cadena de valor del libro: que erige los cimientos para la conformación de empresas editoriales independientes, quienes entregan a los lectores una oferta —fresca, atrevida, multitemática— que difiere de la que presentan los grandes grupos nacionales y transnacionales, enriqueciendo el mercado para beneplácito de los consumidores. Una oferta, claro, algo frágil por sus problemas de comercialización en cuanto a las redes de distribución, pero también con grandes posibilidades de desarrollo, como el que propone el camino de la coedición, entre algunos otros. Estamos ante uno de los grandes motores de crecimiento del mercado editorial peruano. Muy distinto es el horizonte de los audiolibros en el país, a pesar de que los nuevos formatos electrónicos de edición viene desarrollándose sostenidamente: “En 2007, el 3.8 % de los títulos se registraban en formato electrónico. Para 2016, el indicador fue de 12.7 %”, según lo indicado en el mismo estudio. Sin embargo, es evidente que en la actualidad no se consume este formato editorial multimedia, lo que está en sintonía con la ausencia de editoriales que comercializan audiolibros en el mercado local. Uno de los pocos es Silvano Gozzer, representante en el país de Storytel y un especialista en las nuevas tecnologías aplicadas al mundo editorial, quien explica las razones de esta coyuntura: “Hasta hace poco las editoriales no confiaban en este sistema, lo que hacía que el catálogo disponible de audiolibros en español fuera bastante limitado. Esta desconfianza partía de experiencias previas fallidas, sobre todo de audiolibros publicados en formato casete, durante el boom de los Walkman. Evidentemente, con la llegada de los teléfonos inteligentes y, sobre todo, con los nuevos modelos de consumo de contenidos (sobre todo, el modelo de suscripción tipo Netflix), se está produciendo un renacer muy fuerte de los audiolibros en español, que ya se está traduciendo en resultados en España y México, y que pronto llegarán al Perú”. ¿El freno de la penetración del audiolibro en el país se debe a temas vinculados con las limitaciones tecnológicas o con el estilo de consumo de los productos editoriales por parte de los peruanos? “La limitación actualmente está en que, si bien es técnicamente posible para un lector peruano suscribirse a una plataforma de audiolibros, lo cierto es que ninguna de las existentes opera en el Perú. Es decir, con una suscripción en moneda local y con títulos peruanos destacados. Todos los análisis coinciden en que el audiolibro, más que competir con los hábitos de consumo de los lectores, compite con hábitos de consumo de entretenimiento. Y para que comiencen a despegar los audiolibros se necesitarán dos cosas: por un lado, una campaña de marketing agresiva (como con Netflix y Spotify) que motive a los consumidores a descargar la aplicación y a usar el periodo de prueba gratuito; y por el otro, que las editoriales hagan la publicidad de sus propios contenidos en esta modalidad”, responde Silvano. Entonces, las condiciones están dadas para que el audiolibro penetre con autoridad en el mercado peruano, pero todo depende de que las empresas editoriales le pierden el miedo al vacío, y que a su vez los lectores comiencen a reclamarlo, como viene ocurriendo en las principales plazas de Iberoamérica. Mientras tanto, en el Perú aún contemplamos a este nuevo paradigma desde lejos —aquellas nubes negras que se acercan lentamente en la lontananza— olfateando en qué momento se desatará la inevitable tormenta. Ruben Barcelli es gestor editorial, con más de una década de profesión en el mundo editorial actualmente ostenta el cargo de Director de la Escuela de Edición de Lima. La Escuela de Edición de Lima es la primera comunidad de líderes editoriales del Perú. Desde ella brindan a sus alumnos una formación práctica e integral que les servirá de ayuda para desenvolverse en el mundo editorial a través de distintos cursos y talleres impartidos por profesionales expertos del mundo editorial.

 

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