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Europa, España, Barcelona, El Raval

Europa, España, Barcelona, El Raval

Ayer, el alcalde de Barcelona, Jordi Collboni, anunciaba que Barcelona iba a ser la Ciudad Invitada de Honor de la Feria del Libro de Guadalajara 2025. Una buenísima noticia para la ciudad condal, pero que no deja de generarme algunas preguntas. La primera de ellas es ¿cuáles son los criterios a la que responde esta elección? Ser el país, región, o ciudad, invitada de honor en cualquiera de las ferias internacionales del libro es una maravillosa oportunidad para la industria editorial de la zona ─y para otros sectores estratégicos─, mucho más si hablamos de ferias como Frankfurt, Londres, o la que nos ocupa, Guadalajara. No obstante, para la propia feria también es muy importante cuidar esta elección, gran parte de la programación girará en torno a ella, no solo la literaria, sino también la artística, la gastronómica, la cultural…

No cabe ninguna duda sobre el hecho de que el mercado editorial de Barcelona sigue siendo el más fuerte. Si nos centramos en el último Informe de Comercio Interior del Libro realizado por la Federación de Gremios de Editores de España, las cifras son claras. Cataluña tuvo el  52,2% de la cuota de mercado en 2021 según cifras de facturación en el mercado interior; en cuanto a la producción, Cataluña edito el 48% de los títulos y el 54% de los ejemplares de España en el mismo periodo. Si bien es cierto que Barcelona no representa el total de la edición catalana, si una gran parte de ella. Por tanto, en ese sentido, Barcelona será, sin ninguna duda una maravillosa ciudad invitada en la Feria de Guadalajara.

Ahora bien, me cuesta entender por qué en 2025. Algo que me planteé con la elección de España en 2024. Si echamos un ojo a las próximas Ferias de Guadalajara los invitados de honor serán, por orden cronológico, la Unión Europea, España, y Barcelona. Algo que me recuerda, a la inversa, a aquellos veranos de adolescencia donde enviábamos cartas postales a direcciones que terminaban con Cue, Llanes, Asturias, España (Pueden añadir aquí Unión Europea, el mundo mundial ─Manolito Gafotas dixit─).

Este año, España estará presente en la Feria de Guadalajara participando de la delegación de la Unión Europea como invitada de honor. El año que viene, en principio,  Barcelona también estará representada dentro de la delegación de España como País Invitado de Honor; de lo contrario, la representación del panorama editorial español sería muy reducida. Antes de la Unión Europea, la última vez que una región plurinacional fue Invitada de Honor en Guadalajara fue en 2016, con América Latina. Pasaron tres ediciones ─ y una pandemia─, hasta que un país de América Latina, Perú, fue el Invitado de Honor. La riqueza de España, al menos en lo cultural, se construye a través de su diversidad. Su diversidad de culturas, de idiomas, de nacionalidades… La FIL de Guadalajara parece haber encontrado un juego de muñecas rusas y estar disfrutando al descubrir que encierra cada una de ellas en su interior.

Repito, me encantaría conocer las claves de estas elecciones, qué criterios ─económicos, políticos, o estratégicos─, las guían; pero, lo que tengo claro es que la participación de un país o ciudad como invitado de honor es algo que se prepara con mimo, con ganas de gustar, con tiempo… En noviembre podremos comprobar la implicación de España en la participación de la Unión Europea, el año que viene la de Barcelona en la de España, pero permítanme dudar de ellas. Su momento de brillar será el año siguiente, ir del todo a la parte no tiene ningún sentido. ¿Estamos restando en lugar de sumar?

Aún queda tiempo para conocer quien ostentará esta representación en 2026, por supuesto no será El Raval, ni ningún barrio de Barcelona, pero una ligera sensación de hastío, de «todos los años lo mismo» puede inundar el ambiente. Ojalá me equivoque, ojalá tener que rectificar estas palabras en diciembre de este año y en diciembre de 2024, ojalá ninguna de las participaciones venideras sea lastrada por el Invitado de Honor del año siguiente. Mientras tanto celebraré la elección de Barcelona, una ciudad y una industria editorial que, como comentaba anteriormente, bien merece el honor.

 

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