
El Instituto Cervantes tiene un tesoro oculto

«Sellado por un portón circular macizo, como un tesoro en una auténtica cámara acorazada: así custodia el Instituto Cervantes su legado más preciado en el sótano de su sede central».
Acción Cultural Española gestiona un trabajo de divulgación sobre las letras y el sector del libro en español como antesala de todo lo que España tiene preparado como país invitado de honor en Frankfurt 2022. Recientemente, han publicado un reportaje que se adentra en una sala en la que el Instituto Cervantes mantiene a buen recaudo todo su legado: primeros volúmenes, cartas, manuscritos, historias, textos inéditos, guiones y hasta recetas de cocina.
En Publishnews estamos encantados de acercar a nuestros lectores todas aquellas entrevistas, reportajes y noticias que engrandezcan el camino a Frankfurt 2022. Por eso, queremos hacernos eco de este reportaje que se adentra en esta peculiar Caja de las Letras.
Sellado por un portón circular macizo, como un tesoro en una auténtica cámara acorazada: así custodia el Instituto Cervantes su legado más preciado en el sótano de su sede central que, desde hace varias décadas, ocupa el edificio del antiguo Banco Español del Río de la Plata, en la calle Alcalá, 49 de Madrid. Con casi 1.800 cajas de seguridad distribuidas en dos pisos, bajo llave se almacenan decenas de legados literarios que, a modo de cápsula del tiempo permanecerán cerradas hasta que sus propietarios lo decidan.
Primeros volúmenes, cartas, manuscritos, historias, textos inéditos, guiones, misterios y hasta recetas de cocina de grandes personajes de la cultura hispánica se ocultan en esta peculiar Caja de las Letras, en las tripas del conocido edificio de las Cariátides, construido por los arquitectos Antonio Palacios y Joaquín Otamendi a principios del siglo XX en pleno centro de la capital española.
Fue Francisco Ayala, a punto de cumplir los 101 años, quien una mañana de febrero de 2007 franqueó por primera vez esta cámara acorazada para utilizar una de sus cajas. La llenó con una carta manuscrita y un objeto personal cuyo contenido no quiso desvelar y que habrá de permanecer guardado hasta 2057, fecha elegida por el escritor para abrir el número correspondiente. El autor de obras como Muertes de perro y El fondo del vaso inauguraba también, sin saberlo, una tradición que habrían de seguir a otros intelectuales conscientes de que sin misterio, sin interrogantes no hay literatura.
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