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Don't stop me now!

Don't stop me now!

Estand de España en la Feria del Libro de Londres | © Loren Herrero»A la carrera». Ese podía ser el título de mi primer día en la Feria de Londres. La feria es grande, no tanto como Frankfurt o Guadalajara pero podrían entrar varios Liber en ella El principal problema de las ferias tan grandes es que te pasas el día corriendo de un lado a otro. Y más, si como yo, tienes no solo que visitar gente, tienes que pasar en varias ocasiones por la sala de prensa para revisar las noticias y escribir noticias como esta que han de llegar puntuales a sus emails.Y, por cierto, la sala de prensa está colocada, de manera estratégica, en una de las esquinas del recinto. Y, para mayor dificultad en la segunda planta, así que mi ordenador, mi chaqueta y yo, estamos haciendo un maravilloso tour por la feria que me va a dejar un tipo maravilloso de cara al próximo verano. Haga clic en Leer + para acceder a la noticia completa. Ayer me sorprendía la poca presencia de actores hispanohablantes en la feria, hoy me tengo que retractar. En primer lugar la Conferencia Quantum es un evento privado y de pago por lo que no es una óptima medida para valorar la presencia de extranjeros en la feria. Por otro lado, la revisión del mapa resultaba desoladora. Un pequeño estand de la CANIEM (México), un pequeño estand compartido por varias entidades entre las que se encontraban la Federación de Gremios de Editores de España, Spanish Books (ICEX) y la distribuidora CELESA, un estand de Arnoia Distribución de Libros, el estand de Catalunya, Tusquets, Planeta… y eso sí, diversas agencias literarias. Sin embargo, en cuanto uno pasea por los pasillos de la feria y, sobre todo, cuando sale al pub a beber una pinta tras finalizar la jornada se da cuenta de que la presencia del sector editorial en español es más grande de lo que a simple vista puede parecer. Anoche, una trabajadora de una editorial española me comentaba que «los españoles en la feria somos nómadas». Y es cierto, se les ve a la carrera de estand en estand con una agenda cargada de citas de media hora de duración intentando aprovechar el viaje al máximo. El libro en español está presente por tanto en la Feria de Londres. Simplemente el precio del alquiler de los espacios echa para atrás pues está en consonancia con el precio de la comida en esta lluviosa y fría ciudad. Venir a la feria de Londres supone un gasto considerable, ayer mismo descubrí como una porcion de pizza y una cerveza pasaban a convertirse en un artículo de lujo costándome 8 libras (unos 9 euros). No quiero imaginar el precio del alquiler de un espacio en la feria, aunque sea pequeñito y en un rincón alejado. Por otro lado, me he dado cuenta de que si uno quiere conocer bien la feria debe ir al área de derechos internacionales. Allí se vive en constante ebullición, un trasiego de hormigas editoras que van de mesa en mesa interesándose por determinados libros y negociando como en un zoco árabe. Nada que ver con la apacible tranquilidad de los estands promocionales de las principales empresas del mundo del libro… Ahora bien, la calma se encuentra nada más que en un estand, en el que me encuentro ahora mismo, el de Sharjah. Sharjah ha roto los esquemas organizando una biblioteca en una playa artificial con tumbonas incluidas. En fin, todo el día de un lado a otro, presentando Publishnews, concertando entrevistas y reportajes le mantienen a uno activo y alterado. Sin embargo, la agenda me permitió poder asistir a la entrega de los International Excellence Awards. Una iniciativa interesante que quizá habría que pensar en replicar en alguna de nuestras ferias del libro en español. La gala estuvo a la altura de una buena entrega de premios, presentador de televisión británico y disc jockey incluidos. Sin embargo, la noche me dejó ese regusto agridulce del estar rozando el premio y no llevárselo. Ni ediciones Godot (Argentina) la única editorial de lengua española nominada, ni mi colega Leo se alzaron con los galardones. No obstante, eso no nos amargó la noche. Estamos en Londres, y el sabor agridulce se quita rápido con una buena pinta de cerveza. No sé cuánto tiempo podré aguantar este ritmo, no obstante, ahora que ha vuelto a la primera línea la figura de Freddie Mercury yo digo, Don’t stop me now! Más que nada porque si me paro creo que caeré rendido y costará despertarme.

 

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