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Diarios de Frankfurt I. Winter is coming

Diarios de Frankfurt I. Winter is coming

Durante los próximos días Lorenzo Herrero, nos traerá en esta sección una especie de diario de a bordo de su día a día en la Feria más importante del sector editorial.

Diarios de Frankfurt I, Winter is coming

Si bien es cierto que aterricé en Frankfurt el día 17, al no llegar al hotel hasta pasada la medianoche creo que puedo permitirme el lujo de comenzar este diario hoy, total, nadie va a reclamar algo de lo que aún no salió una primera entrega…

La llegada

Arranco este diario con un aviso para navegantes, aunque haga calorcito en la ciudad donde cojas tu vuelo, en mi caso Madrid, coloca el abrigo lo más arriba posible de tu maleta si tu vuelo va a durar más de media hora. De lo contrario te pasará lo que a mi, que aterrizarás en Frankfurt y en la cola del autobús que te lleva de una terminal a otra, montarás un espectáculo similar a organizar un puesto en un rastrillo. Por que, ¡qué frio en Frankfurt! Os leo la mente: «¿Qué tiempo esperas a mediados de Octubre?», En mi defensa diré que, a causa del cambio climático, he sucumbido al más absoluto escepticismo llegando incluso a guardar en mi maleta bañador y abrigo si viajo a Galicia en diciembre.

Una vez solventados esos problemas iniciales y alojado en el hotel, con más hambre que un mosquito en el museo de cera decidí darme un homenaje a base de comida típica alemana, kebab. A la una de la mañana en esta ciudad no hay muchos sitios abiertos donde poder comer. Por cierto, el local estaba lleno. Desde allí, vuelta al hotel, para visionar en diferido la Conferencia Inaugural de la Feria y después contárosla. Que no se diga que hemos venido de turismo gastronómico. Pero bueno, vamos a lo mollar, que aquí se trata de hablar de la Feria.

Los reencuentros

La Feria asusta al principio, quizá por eso muchos editores de lengua española no se han atrevido todavía a venir hasta aquí. Pero con buenos consejos, un mapa y buenos amigos uno se hace con el recinto y las dinámicas en cuestión de minutos. La Feria es enorme y, aunque uno pueda creer que va a ser difícil orientarse la buena organización de los pabellones, la señalización externa, los mapas, y el buen hacer del personal que allí trabaja, puedes llegar a todas tus citas en hora, salvo a una, (si lees esto, lo siento Juliana). Además, preguntar te da bonitas sorpresas, yo, con mi inglés de colegio español de los 90 y un alemán que me sirve para pedir dos cervezas en un bar, soy claramente el tipo de persona al que preguntan «¿español?», y claro, el sentimiento nacional se acentúa cuando tu interlocutora te confiesa que ella es de Guadalajara.

Pero a lo que íbamos, en medio del trajín de la feria te vas topando con personas a las que hace mucho tiempo que no ves o que, nunca has visto en persona pero has tenido muchas conversaciones con ellas. Es el caso de Reina Duarte, de Edebé, la primera cara conocida que me tope al llegar aquí, preparada ya en su estand para comenzar la maratón de citas; de Paloma Domingo, de Editorial San Pablo, en el estand de la Federación de Gremios de Editores de España; de Carlos Rojas, de Zebralution, estresado por una primera charla; de Carlo Carrenho, flamante embajador del audio en la feria; de Javier Celaya, al que únicamente pude decir hola en un pasillo; de mi admirado colega Ed Nawotka; Juan Felipe Córdoba, de la Universidad del Rosario; Antonio Martín de Cálamo & Cran… Irte encontrando todas esas caras hace que la Feria se convierta en un lugar seguro, te sientes un poquito en casa, sabes que, aunque complicado por los horarios, siempre habrá alguien con quien tomar un café, charlar un rato, o beber una cerveza.

Las citas

Si algo es imprescindible en Frankfurt, e iba sobre aviso, es tener una buena agenda de citas. Es cierto que puede llegar a ser agobiante, tener un calendario lleno de encuentros cada media hora en lugares distintos pero,  mi aplicación de fitness, (esas cosas modernas que se llevan en el móvil), me dice que, sin salir de la Feria hice 16 kilómetros y quemé 4.500 calorías. Lo uno compensa lo otro, una jornada de trabajo aquí equivale a un par de clases de spinning y te sientes menos ridículo que con culotte encima de una bicicleta que no avanza.

La importancia de una buena alimentación

Mamá, si estás leyendo esto, como decían en los libros de Elige tu propia aventura, pasa al siguiente epígrafe. Encontrar un hueco para comer es importante, el problema es encontrarlo. No obstante, ¿quién dijo que los hombres no éramos multitarea? En medio del trajín uno puede, y quizá debe, hacer una parada y comer en alguno de los múltiples foodtrucks que hay en el Ágora (el patio central de la Feria. Pero claro, hay que encontrar un hueco y yo quería entregaros vuestra newsletter a la hora habitual. Aprovecho la ocasión para pedir disculpas por el ligero retraso… Por eso, no es de extrañar ver a personas comiendo noodles, pasta, pretzels o shawarmas desde las 10 de la mañana, tienen un hueco libre, no saben cuándo podrán volver a parar y el cuerpo pide gasolina. En mi caso, decidí no parar, pero si aprovechar dos cócteles en el estand de Colombia, que este año vuelve a la feria, y en el de Argentina, para seguir conversando con sus delegaciones. Botín del día en los cócteles: Un aperitivo de palmito, una empanada de carne, una especie de taco de carne desfilada. ¿Podría haber comido más? Sí, los cócteles estaban cuidados con mimo y había más cosas. ¿Lo hice? No, tenía que sacar corriendo una newsletter.

El salón de derechos

El LitAg, el salón de derechos de la Feria de Frankfurt no está a la vista de todos, pero es el corazón de la Feria. Aproveché la tarde para cotillear por un lugar al que, normalmente, si no eres agente o tienes una cita concertada no puedes entrar. El LitAg me recuerda a un hormiguero. Un montón de mesas colocadas en filas numeradas y un montón de gente caminando por los pasillos buscando su cita. Es algo parecido a un speed dating, te sientas hablas de ti, de tu obra, de editorial, de tus autores y, es posible que hagáis match, os gustéis mucho y la historia acabe en una larga y duradera relación editorial. Mi primera impresión en e LitAg, a falta de números oficiales es que está más lleno que nunca, que hay muchísimo movimiento, que el mercado de los derechos está muy vivo… Algo que solo puede significar que la industria editorial sigue siendo uno de los motores culturales mundiales.

El salseo

En los mentideros se rumorea que The Hof, el bar del hotel más famoso de todo Frankfurt, ha estado cobrando a los clientes para poder realizar reuniones en sus cotizadas mesas. Fuentes confiables y con muchas horas en The Hof en ediciones anteriores hablan de que uno puede  llegar a pagar hasta 50 euros la hora por una mesa… Cuando pasé por allí estaban los sospechosos habituales, entre ellos Andrew Wylie, el agente literario más famoso del mundo, creemos que se empadrona en el bar durante los días que dura la Feria.

Eugenia Rico

Quien también se dejó ver por allí fue a la escritora española Eugenia Rico, acompañada de su productor, disfrutando de unos tragos de celebración. Su nuevo libro Tuve que matar a papa, llega después de un parón de 8 años y ya ha sido adquirido por Fireplay Features antes incluso de que los editores hayan tenido la oportunidad de verlo.

Brasil me volvió a salvar

No sé si por muchos es sabido, pero mi relación con Brasil es bastante estrecha y, en estas ferias, la gang brasileira suele salvarme de acabar vagando solo por las calles de la ciudad. Esta noche, en compañía de Luiz Gaspar (Nielsen Bookscan), Beatriz Alves (HarperCollins), Talita Facchini, (periodista de Publishnews Brasil a la que conozco desde hace al menos 6 años y que nunca había visto en persona) y un grupo de amigos, fuimos a cenar algo de carne. Recordad, en la feria si no tienes una organización estajanovista lo más probable es que no comas, simplemente eches algo al coleto para no desfallecer. Cena divertida, en la que pude borrar el inglés de mi mente por unas horas, que nos dejó un regusto agridulce al final. ¡El local se niega a dividir la cuenta! Tras un rato largo, y digo largo por no decir media hora, conseguimos llegar a un acuerdo con el restaurante, la otra opción era haber salido corriendo pero quizá estaría escribiendo estás líneas desde comisaria.

Las fiestas

AudiomaniaSi hemos hablado de The Hof, lugar de obligado peregrinaje en Frankfurt, no puedo dejar este diario sin hablar de las fiestas. En esta ocasión tenía dos convites pero finalmente decidí ir al AudioMania, la fiesta organizada por las empresas de audio. Un local maravilloso, underground, música en vivo, buena bebida… Un rato para disfrutar y dejar a un lado el estrés de la Feria. Solo un comentario, como latino me cuesta entender el concepto de fiesta germano. Si bien el ambiente era chulo mis caderas no saben moverse al ritmo de los éxitos del rock de los 80… ¿dónde están Rosalía, la salsa, la cumbia, o el reggeaton? Esperemos que la entrada de Spotify en el mundo del audiolibro cambie los vinilos por playlist de exitos de, al menos los 2000. Y, con esta reflexión en la que dejo claro que soy un millenial consumado, marcho a la cama. Mañana más y mejor, aunque seguramente más cansado.

 

 

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