
Día 4. Múnich. Editores: héroes adictos y máquinas darwinianas

Cerca del English Garden, en Múnich, visitamos la editorial Hanser Verlag, donde vive El diablo de los números y el Mundo de Sofía. Están celebrando sus 25 años, y no es para menos: ya tienen en su historial más de 800 títulos y dos premios nacionales de editoriales de infantil-juvenil. La editora Saskia Heintz nos adentra en su historia, en los logros y sus intereses actuales, lo que da pie a que nuestro grupo de editoras —y editor— comience una batería de preguntas. Y aquí debo agradecerle a Gonçal López-Pampló (Bromera) las cuestiones que ha lanzado sobre la mesa, porque han servido para progresar con las reflexiones que nos planteamos a lo largo de este viaje —y también se lo agradezco porque ha construido el pilar de esta crónica—. Gonçal López-Pampló | © Antonio Martín Gonçal se pregunta: ¿Hasta qué punto está relacionado el éxito de un libro con que sea lectura obligada en los colegios? Saskia afirma rotundamente que esa es una de las claves del éxito, aunque los colegios de cada Lander eligen sus propios libros —igual que en nuestro estado de autonomías—. Pero si lo consiguen, tendrán un éxito que perdure. El mundo de Sofía, de Siruela, es un buen ejemplo. Trazos alemanes, trazos españoles | © Antonio Martín El editor de Bromera señala lo que el día anterior marcaron sus compañeras: hay una evidente diferencia de gustos con las ilustraciones usadas en ambos países. En ocasiones, es una diferencia tan grande como para comprar el texto, pero no las ilustraciones. Incluso se llegan a cambiar para una editorial en español y otra en catalán. Gonçal tiene una apreciación subjetiva: puede que sea una cuestión del trazado de narices y ojos (ver foto). Otra observación que nos proporciona el editor de Bromera: existe una clara diferencia en la edición de LIJ de los dos países. En España hay un salto entre libros del colegio (tapa blanda y económicos) y el álbum ilustrado, el que se vende en librería (tapa dura y de mayor coste), que no existe en Alemania. ¿Hay un nicho que cubrir? Parece que esta es la apuesta de Blackie Books, de la que también se ocupa La Galera. Su editora, Nùria Albesa, me cuenta cómo la serie El pequeño dragón Coco (de Ingo Segner) está consiguiendo ocupar ese espacio para pequeños a partir de 6 años, quienes pueden sumergirse en la lectura de su primera novela de 72 páginas surtidas de ilustraciones.en el English Garden de Múnich. Gonçal me comentaba: «Leer, se lee solo: es un acto solitario… que te lleva a ti. Parece que estamos en una sociedad que no quiere enfrentarse a su propia soledad. La lectura no te evade, te lleva a ti: ahí es donde quizás te evadas». Parece que es un contrasentido, queremos más lectores, como dice el editor: «¿No será que no les dejamos evadirse?». La última pregunta de Gonçal llevaba en realidad una reflexión posterior, que desarrolló en esa sobremesa: «Estamos sobrepasados por el número de títulos». Saskia lo reconoció. Lo que me recuerda siempre a la última línea con que Saavedra Fajardo cierra La república de las letras: «Sosiega». Era el siglo XVII y ya se sentía el agobio de todos los libros que se estaban publicando. Pero Gonçal lo lleva más allá: «Tenemos que volver la mirada sobre nosotros, como editores. Nos estamos dejando llevar con facilidad por impulsos externos. Estamos expectantes ante el anuncio de cada libro-esencial-sobre-(niños, policiaca, feminismo) que nos llega en un catálogo o en una feria. Tenemos que reflexionar sobre el catálogo que queremos construir. Porque tenemos que pensar cómo vamos a influir en la sociedad. No quiero publicar libros que no me gustan». Como lector agradecido que soy, para mí la figura del editor tiene algo de héroe —en el sentido clásico— pues parte a lo desconocido (aunque lo desconocido sea un catálogo o una feria) y nos trae conocimiento. No niego que un pescador pueda hacer lo mismo, porque también soy un estómago agradecido, pero el aprendizaje, la diversión y catarsis me la trajeron los libros, no un salmón. Y esta labor única me recuerda lo que en otras ocasiones define a muchos profesionales del libro: su adicción. Tanto traductores, correctores y, por supuesto, editores, suelen confesar el cansancio y las horas extras que le dedican a su trabajo, no siempre reconocido y aún menos mejor remunerado. Pero cuando al final de la jornada, tras desahogarse, les queda la sonrisa agotada y un brillo en los ojos al reconocer su mano en esas páginas perfectas, en esa frase correcta, en esas líneas sin erratas que merecen un brindis para volver con fuerza al día siguiente a por le resto de las páginas. Saskia Heintz | © Antonio Martín Esa mañana le preguntaba a la editora Saskia Heintz lo que días antes les preguntaba a sus compañeras de Fisher Verlag: ¿Cómo detecta un buen libro que quiere publicar? «Por instinto.» Cuando vio el libro Cuentos de buenas noches para chicas rebeldes, en EEUU, hecho por crowfunding, le atrajo. Y acertó. Y no hay manera de aprender su instinto. Se tiene o no se tiene. Son las personas con ese instinto, esa mezcla entre impulso y racionalismo lo que les otorgan a personas como ella un algoritmo único e indescifrable que es la mejor herramienta para sobrevivir y progresar en un mundo donde se deben tomar decisiones constantemente. A lo largo de sus 25 años de experiencia en el sector, ha tenido que ir modificando el mecanismo secreto de ese algoritmo, a base de ir reduciendo el margen de prueba y error, para adaptarse a nuevos patrones: los nuevos grupos de lectores que van variando su apetito lector a través de los años. Quizás sea la tarea de este viaje: descubrir el equilibrio entre nuestro lado heroico y el pragmatismo de nuestro instinto entrenado. Tenemos que reflexionar cómo queremos influir en la sociedad —como dice Gonçal— y prepararnos para el 2021 cuando España sea el país invitado a la Feria de Frankfurt, Si se perdió alguna entrada de este diario, puede acceder a ella en los siguientes enlaces: Día 1Día 2Día 3 Antonio Martín | Co-fundador de Publishnews Licenciado en Filología Hispánica, periodista y formador de correctores y editores, Antonio fundó en 1997 Cálamo & Cran, uno de los centros de formación para editores, correctores y traductores más importantes de España. Es uno de los cuatro miembros del grupo Palabras Mayores, divulgadores del lenguaje, la traducción y edición. Es coautor de 199 recetas infalibles para expresarse bien y El libro rojo de C&C: Prontuario de manuales de estilo. Desde 2005 a 2015 presidió la asociación profesional de correctores que fundó, UniCo, la Unión de correctores. Ha dictado cursos en distintas universidades españolas y americanas. En el año 2007 obtuvo el reconocimiento de Socio de Honor de La Casa del Corrector de la Fundación Litterae.