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Día 3. De Frankfurt a Weinheim. Editorial BELTZ

Día 3. De Frankfurt a Weinheim. Editorial BELTZ

Hoy pasamos la mañana en la casa de Grúfalo (Bruño), en la editorial Betlz, en Weinhein, de camino a Múnich. El monstruo ha cumplido nada menos que 20 años, y ahora vive literalmente en el bosque, cerca de la editorial: erigieron una estatua en la conmemoración del aniversario, rodeada del autor, editores y seguidores.Nos hemos mezclado con sus editores para descubrir cómo trabajan, sus similitudes y diferencias, para luego pasar un rato en su librería, antes de seguir el camino a Múnich. Y en el tren he tenido la oportunidad de conversar con cuatro de las editoras de este viaje para que aportaran su voz a la crónica de hoy, para recopilar los descubrimientos, las diferencias y actitudes que compartimos o nos distancian del mercado alemán. Reina Duarte (Edebé), con más de 25 años de experiencia en el sector, considera —al igual que otras de sus compañeras— un acierto la apuesta de Beltz por centrarse en un nicho concreto de lectores, para conocerlo y adaptarse a ellos, pero también para traer novedades que puedan ajustarse a ese segmento tan concreto. Cada colección tiene un objetivo concreto y delimitado, y eso que editan para lectores desde 0 años a postadolescentes —si me permiten el término, que considero más apropiado que young adults—. Por eso, Beltz ha incluido en su no ficción ensayos sobre el calentamiento global, el respeto a la inclusión y diversidad de género o el compromiso con el entorno. A Alba Besora (Pagès Editors) le gusta la propuesta de que Beltz no distinga entre literatura entre sexos —las novelas para ellos y ellas—. También le llama la atención que tanto Beltz como otras editoriales que hemos ido conociendo estos días, publiquen tantos ensayos para jóvenes; en cambio, Alicia Soria (Destino) aprovecha para señalar si esta pasión por los libros de ponys sería exportable a España. También hay diferencias en las tendencias: a Ada Soler (Montena) considera que lo que aquí empieza a ser un boom —los libros de influencers—, allá ya lo tenemos trabajado y explotado como da cuenta The Crazy Haacks o La Diversión de Martina (libro de la youtuber Martina, que la semana pasado vendió más discos que Rosalía). Y ahora, antes de seguir conociendo este día de inmersión entre los despachos y edificios de Beltz, es necesario hacer un intermedio aclaratorio: Sé que no voy a contar nada nuevo para estas editoras, pero quienes trabajamos para LIJ a veces tenemos que recordar a nuestros compañeros del sector, con qué materia tan peculiar trabajamos. En ninguna otra área de la edición se conjugan estos cuatro elementos con tanto equilibrio como en la literatura infantil-juvenil: la ilustración, el papel, la imprenta y, por supuesto, la historia o el relato. Cuatro elementos que se combinan, como en la antigua alquimia, para seguir sorprendiéndonos, para lograr en los pequeños lectores una experiencia multisensorial, un disfrute rápido e intenso, o una larga tarde de verano acompañado de Greg. La historia es la clave, es la razón de ser que contamina y conquista nuestra imaginación; pero el peso de la ilustración otorga a quienes las diseñan —en la cubierta y luego en nuestra memoria— el mismo rango que quien lo escribe: Durero y Cervantes, Roald Dahl y Quentin Blake. El papel y el cartón, las tintas y la imprenta con sus troquelados y popups, dan cuerpo, tacto, luz (y olor) y permiten que la relación con el libro se convierta en un atractivo en sí mismo, en una experiencia de juego que los niños y los adolescentes juzgan sin piedad, para amar u odiar el libro recién abierto. Pero ocurre como con la antigua alquimia, a la que le sucedió la química para dar soluciones concretas alejadas de la magia y de la superstición. Esos cuatro elementos básicos se combinan con un agente extraordinario para provocar reacciones: el marketing, quien, como siempre, nos devuelve a la realidad, y a las entrevistas de este viaje. Es Beltz quien analiza con cuidado qué libro quiere y cómo lo quiere cada segmento en su laboratorio editorial. Así, los álbumes infantiles exigen tapa dura y una imprenta que esté a la altura, y exigiendo en algunos casos el mismo mensaje que predican: el respeto al medioambiente a través del papel reciclado. Esta editorial, recogida en un pequeño pueblo al sur de Frankfurt, tiene el poder de lanzarse en aventuras editoriales que no alcanzan otras más pequeñas. Alba Besora (Pagès Editors) nos recuerda que una editorial como la suya no puede asumir, por ejemplo, la traducción de una novela juvenil de 400 páginas; a Ana Laura, de Siruela, le ocurre lo mismo con libros a cuatricomía: son proyectos inviables que no pueden abordarse sin una ayuda. Pero el paseo por los despachos y pasillos tiene también otra recompensa: algo tan sencillo como hablar y confraternizar con otras editoras que comentan cómo solventan casi los mismos problemas cotidianos o cuál ha sido la historia del libro desde su propuesta hasta su lanzamiento. Reina Duarte (Edebé) añade que este viaje sirve además para establecer vínculos entre colegas y competidores, que sirve para crear unidad en el sector y mantener el juego limpio. Y también es útil para mejorar la relación con el mercado exterior —continúa Reina—. Los vínculos emocionales que se establecen con las editoras que han ido conociendo ayudan mucho al negocio porque fomentan la confianza y facilitan acuerdos —deberían aprender los políticos—. En estas visitas están teniendo más tiempo que las reuniones exprés de las ferias. Se genera empatía y empatía entre los productos, porque cuando hay confianza y una buena relación, otra editora puede avisarte de un título que puede ajustarse perfectamente a una de tus colecciones, termina Reina Duarte. «Es muy distinto hablar con el comercial y el gestor de derechos que con un editor», coinciden todas. Ada Soler (Montena) nos da un buen ejemplo: «La editora de otra editorial comprende lo que buscas cuando hablas con ella: «¿Quieres novela gráfica? Pues yo he hecho esto y me ha funcionado; o ten en cuenta la cubierta, ojo con la imprenta…»». En esto coincide Alicia Soria (Destino) y nos confiesa uno de sus deseos: «Me habría gustado ver cómo trabajan delante de su pantalla, cómo tratan el texto, cómo se relacionan, o asistir a un comité editorial o una reunión de marketing». Yo también me apunto. Entre las curiosidades, Reina señala los espacios en los que trabajan en Beltz: hay despachos. La idea aparentemente vanguardista de espacios amplios donde todos los editores trabajan juntos, donde se oyen todas las voces como en las antiguas redacciones de los diarios, choca con la necesidad de aislamiento para la concentración que exige editar, o espacio íntimo que se necesita para hablar con un autor y su propuesta. Ada Soler (Montena) y Alicia Soria coinciden en algo que no termina de convencerles: el diseño de cubiertas e ilustraciones interiores de algunas colecciones chocan con el gusto de nuestros lectores, como algunas películas alemanas de sobremesa. El viaje de hoy termina en Múnich, una semana antes de la Octoberfest, pero con ganas de cenar juntos y brindar por este día. Si se perdió alguna entrada de este diario, puede acceder a ella en los siguientes enlaces: Día 1Día 2 Antonio Martín | Co-fundador de Publishnews Licenciado en Filología Hispánica, periodista y formador de correctores y editores, Antonio fundó en 1997 Cálamo & Cran, uno de los centros de formación para editores, correctores y traductores más importantes de España. Es uno de los cuatro miembros del grupo Palabras Mayores, divulgadores del lenguaje, la traducción y edición. Es coautor de 199 recetas infalibles para expresarse bien y El libro rojo de C&C: Prontuario de manuales de estilo. Desde 2005 a 2015 presidió la asociación profesional de correctores que fundó, UniCo, la Unión de correctores. Ha dictado cursos en distintas universidades españolas y americanas. En el año 2007 obtuvo el reconocimiento de Socio de Honor de La Casa del Corrector de la Fundación Litterae.

 

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