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«Debemos alimentar más que nunca nuestra convicción vocacional y el amor por nuestro trabajo».

«Debemos alimentar más que nunca nuestra convicción vocacional y el amor por nuestro trabajo».

Regresamos a España a tomarle el pulso a las editoriales, en este caso a Ediciones Siruela y de manera especial a Ana Laura Álvarez, editora de LIJ y no ficción adultos. El estado de alarma en España se ha extendido 15 días más, hasta el próximo 11 de abril. Cada día más de confinamiento es un día más de paro y descenso en la venta de libros, sin embargo, la industria no se detiene, los distintos agentes del sector reorganizan su forma de trabajar pero siguen al pie del cañón. Ana Laura nos cuenta como está viviendo esta crisis del coronavirus.

¿Cómo crees que se verá afectado el mercado del libro? ¿Cuáles áreas o compañías sufrirán más?

Sabemos todos que el impacto está siendo tremendo en nuestro sector. Me preocupa no solamente el «parón» total en el que nos vemos atrapados, sino también las dificultades para la recuperación a mediano y largo plazo. Creo que todas las áreas del trabajo editorial se ven igualmente afectadas (contratación o compra de derechos, edición de mesa, diseño de cubiertas, prensa, comercial y marketing, distribución, librerías) porque el nuestro es un trabajo «en cadena» y la labor de todos los eslabones se ha detenido de golpe o bien se ha ralentizado de forma drástica.

Como profesional del libro, ¿qué crees que Siruela y tú pueden hacer para minimizar las pérdidas?

Creo que, igual que todos disminuir el ritmo de las publicaciones, posponer algunos títulos para el otoño, lo cual implica que los de otoño pasarán al año siguiente. Ligado directamente a esto, bajar el ritmo con el trabajo de muchos títulos que ahora saldrán publicados más tarde de lo que estaba previsto y evidentemente tratar de reforzar por todos los medios la promoción de libros maravillosos que han tenido la mala fortuna de salir justo en plena crisis. También, por supuesto, evitar dentro de lo posible que nuestro ánimo e ilusión se sumen a las pérdidas; debemos alimentar más que nunca nuestra convicción vocacional y el amor por nuestro trabajo. Las crisis también pueden ser llamadas de atención para replantearnos cómo trabajamos o para afrontar y poner en práctica nuevos esquemas que quizás ya teníamos en la cabeza, pero que son difíciles de aplicar al estar sumidos en la inercia del mercado establecido.

¿Qué crees que significará el coronavirus para el mercado del libro digital?

Creo que la atención hacia libros de ese formato será mayor, pero probablemente no beneficiará a libros «minoritarios» o de editoriales pequeñas y medianas ni cambiará los hábitos lectores de la mayoría. Quizás es ingenua esta reflexión, pero creo que el estar encerrado en casa con tantos libros pendientes de leer, es una oportunidad para «ponerte al día», por lo menos es el caso de muchas personas con las que hablo y también es el mío.

¿Cómo ha afectado el virus a tu vida laboral hasta ahora?

Sigo trabajando desde casa, con mayor intensidad en algunos casos, hablo por teléfono o por videoconferencia con compañeros, traductores, autores… Todos estamos en el mismo barco y es conmovedor y satisfactorio percibir la actitud comprensiva y colaboradora de todos. Seguimos todos muy bien comunicados, coordinando esfuerzos y tareas para continuar sorteando las dificultades.

¿Cuál libro recomiendas para las personas en cuarentena?

Si queremos ahondar en el tema del virus más allá del bombardeo de noticias y falsas noticias, en nuestra colección de no ficción juvenil Nos Gusta Saber publicamos hace años El Paciente Cero, de Marilee Peters. Es una historia del surgimiento y desarrollo de la epidemiología contada a través de siete epidemias, con un estilo narrativo muy ágil. Aunque está pensado para jóvenes es ilustrativo para todas las edades.

Al igual que muchos de nuestros entrevistados Ana Laura también nos deja una pregunta para la reflexión: ¿Será suficiente este aislamiento obligado para, en esa pausa obligada, mirarnos al espejo más de un instante y, no solo asumir, sino también llevar a la práctica aquello que soslayamos en el afán cotidiano y estulto de generar, vender y comprar más y más?

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