
«Cuando todo esto termine voy a correr en la playa. Correr hasta que no aguante más»

En esta ocasión llegamos hasta Brasil, para charlar con Bruno Zolotar, director comercial y de marketing de la editorial Rocco, la propietaria, entre otros de los derechos de Harry Potter en Brasil. La epidemia del coronavirus se suma a los problemas que ya de por sí tiene el maltrecho mercado editorial brasileño, como la crisis de las grandes librerías a finales de 2018. ¿Cómo crees que se verá afectado el mercado del libro? ¿Cuáles áreas o compañías sufrirán más? El mayor problema aquí en Brasil será con las librerías físicas. En 2018 tuvimos el golpe de los problemas financieros de Saraiva y Cultura, dos de las mayores redes de librerías, para algunos editores representaba 40% de sus ingresos. Hubo muchos despidos y pensamos que 2019 sería un mal año. No lo fue. Amazon creció, un nuevo jugador entró en el mercado para luchar con Amazon (Magazine Luiza), las redes regionales y las librerías independientes comenzaron a crecer. Con la crisis del coronavirus y las medidas de contención implementadas por los gobiernos cerraron sus puertas, no se sabe hasta cuándo. Algunos tienen algunas ventas por internet o hacen envíos, pero son medidas paliativas. Las librerías físicas, así como las editoriales, estaban en un proceso de recuperación con poca capacidad en caja. Si el comercio físico permanece paralizado, predigo una caída de al menos 30% en el mercado para 2020. Esto generará una ola de despidos en todas las áreas del mercado editorial. Ya veo un descenso en la compra de títulos, algunos editores aguantarán sus lanzamientos y los equipos de ventas están empezando a quedarse ociosos. ¿Qué crees que pueden hacer los profesionales y las empresas del sector del libro para minimizar las pérdidas? Disminuir el número de publicaciones y reducir las tiradas es un primer paso obvio, pero creo que hay dos cambios muy claros en este escenario a corto y medio plazo. El primero es que las ventas van a estar más concentradas de lo que ya están en los grandes comercios electrónicos, en el comercio de libros físicos online. Esto hará que no solo lo comercial, sino también el marketing tengan que especializarse cada vez más en la gestión de cuentas clave. El market place también crecerá. Desde la semana pasada hasta esta he visto los números de Rocco, la editorial para la que trabajo y los pedidos se han duplicado. La base no es grande, pero ya es un indicador. El segundo punto es que los editores tendrán que ver los libros digitales y los audiolibros no como generadores de ingresos adicionales, sino como formatos que pueden tener realmente un peso sustancial en el volumen de sus negocios. ¿Qué crees que significará el coronavirus para el mercado del libro digital? En Brasil, tanto el mercado de libros digitales como el de audiolibros son relativamente pequeños en comparación con los libros en papel. Con las librerías cerradas y el miedo al contagio, creo que tenemos una buena oportunidad para las plataformas digitales. La gente está en casa, con tiempo libre para experimentar. Los editores y las plataformas deberían tomarse el tiempo necesario para buscar la experimentación y difundir el hábito de consumir libros digitales, audiolibros y organizar lanzamientos digitales aunque no puedan hacerlos físicamente. Es hora de aumentar la base y crear el hábito. ¿Cómo ha afectado el virus a tu vida laboral hasta ahora? En Rocco trabajamos en el centro de Río. Nos quedamos en la oficina hasta el viernes pasado. La ciudad se vaciaba día a día y solo quedaba la gente de la calle. Incluso las grandes tiendas que aún estaban abiertas se quedaron a verlas venir. Como la ciudad no es segura y hay riesgo de infectarse, decidimos liberar al equipo para que trabaje desde casa. En cuanto a la oficina en casa, de hecho, hoy en día ya trabajamos todo el día con los ordenadores y vivimos gestionando correos electrónicos. Esta necesidad de trabajo de oficina es más cultural que real. Puedes trabajar tan bien desde casa como en la oficina. Lo que extrañas es la socialización, algo que los brasileños aman. Socializar es el deporte nacional, pero aquí en Río tenemos una sensación de irrealidad con esta situación. Todavía hace calor, te despiertas y miras a la ventana, el cielo es azul, los días son hermosos, la playa está a 10 minutos de casa, pero estás confinado en casa. ¿Qué libro recomiendas para las personas en cuarentena? Lo difícil de esta situación es conseguir concentrarte para leer. Para hacer esto necesitas escapar de las noticias, de Netfix y de los grupos de Whatsapp, pero sugiero La lógica del cisne negro de Nasim Nicholas Taleb, un clásico para estos tiempos en los que lo imponderable cambia la realidad y Si esto es un hombre de Primo Levi. Cuando ves que los judíos han sobrevivido a todo eso, cuando quizás no hubiera un mañana estás seguro de que el espíritu humano sobrevivirá a todo, incluso al coronavirus. ¿Cuál es su opinión sobre las acciones del gobierno y las autoridades brasileñas? El actual presidente no está preparado para administrar el país y, al igual que Trump minimiza el problema y sigue creando intrigas mediante Twitter. Los gobiernos de los estados brasileños han hecho lo necesario. En mi opinión es necesario, en un primer momento paralizarlo todo para tratar de detener el primer impacto del coronavirus y que la salud pública tenga tiempo para organizarse. La cuestión es que Brasil no tiene la red de asistencia social de otros países con el agravante de que mientras la clase media se queda en el home office con salarios garantizados, hay millones de personas que viven de subempleos, dependiendo de lo que ganan cada día. Si la situación continúa así durante más de dos o tres semanas, tendremos agitación social porque la gente no tendrá qué comer y el pequeño negocio, entre ellas varias librerías, se vendrán abajo. Esta situación no podrá permanecer así por mucho tiempo. ¿Qué es lo primero que quieres hacer cuando todo esto termine? Voy a correr en la playa. Correr hasta que no aguante más. Todo el mundo está engordando con el coronavirus. Y extraño el sol y el paisaje de Icaraí, un barrio de Niterói, donde vivo. Después de todo eso, no creo que pase un día encerrado en casa. Lo mejor de Río es el paisaje, estar encerrado en casa en un día soleado es incluso un pecado.