
Controlar el mercado en nombre del fomento de la lectura

“No leemos porque el precio de los libros es muy caro. Vamos a forzar a que el conjunto de la industria editorial baje sus precios, coeditando con ellos, sustituyendo importaciones”. Taibo II, titular del Fondo de Cultura Económica se expresaba así la presentación de la Estrategia Nacional de Lectura en Mocorito (Sinaloa). Pocas horas después, se retractaba del uso de la palabra ‘forzar’ en una entrevista radiofónica. Sin embargo, no modero sus palabras sobre las causas del descenso de lectores. ¿No leemos porque el precio de los libros es muy caro? El diagnóstico que hace Taibo II es, cuanto menos, arriesgado sin tener las cifras en la mano. En Argentina, un país donde el 56% de la población no leyó ningún libro en 2017, solo un 9,1% de los no lectores afirmaban que la causa eran motivos económicos. La falta de interés (47,1%) y la falta de tiempo (22,8%) eran los principales motivos. En España, el número de no lectores en 2018 (32,8%), resulta menor que en Argentina, pero los motivos por los que los españoles no leen son casi idénticos. El 49,3% afirma que no tiene tiempo y el 32,2% que no le interesa. Estos son los datos estadísticos de hábitos de lectura más modernos que tenemos. No obstante, podemos consultar datos de México. La última encuesta nacional de lectura y escritura de México es la realizada en 2015. En ella, los no lectores también tenían la oportunidad de expresar los motivos por los que no leían. El 67,1% de ellos dijo que por falta de tiempo, un 25,3% por problemas de visión, un 22,5% porque no le gusta leer, un 22,3% por que la lectura es aburrida, un 10,7% por cansancio, un 9,6% afirmó preferir otras actividades a la lectura, y, finalmente, un 9,5% afirmó que el precio del libro era uno de los motivos por los que no leían. Parece claro que el principal motivo de que los índices de lectura en México sean bajos no es el precio de los libros. Tampoco la falta de librerías. ¿Abaratar los libros los hará más atractivos? Permítanme que lo dude. No podemos confundir fomentar la lectura con intervenir el mercado del libro. Vender a precio de saldo 5 millones de libros «empantanados» en Educal y en el Fondo de Cultura Económica no va a hacer que millones de mexicanos se abalancen sobre ellos y, por arte de magia, se conviertan en ávidos lectores. Abrir más librerías, yendo contracorriente del mercado, tampoco parece una estrategia muy indicada. ¿Por qué ligar la lectura a la compra? Curiosamente, en la encuesta nacional de lectura y escritura de México un 57% de los encuestados respondió que una de las principales limitaciones que tenían para leer era la ausencia, en su entorno,de una biblioteca o de un lugar de fomento de la lectura. La mejora de la educación y el aprovechamiento de las nuevas tecnologías, incluyendo la universalización del acceso a internet son medidas que, en mi opinión, pueden repercutir más en el fomento de la lectura que la bajada de los precios. Dar a la población la posibilidad de leer a través de una biblioteca digital el último bestseller resultará más eficiente que comprar por 40 pesos los libros que cogen polvo en los almacenes de Educal, ¿no creen?Lorenzo Herrero es un periodista trotamundos. Acostumbrado a lidiar con departamentos de comunicación de España y América Latina un día decidió tomarse un descanso y dar el salto al mundo editorial enrolándose como Jefe de Ventas en una pequeña editorial española. Allí descubrió que las dificultades que había vivido como periodista en países en vías de desarrollo no eran nada al lado de la batalla que cada día hay que luchar para vender libros. El producto de ambas experiencias no podía ser otro que acabar en PublishNews escribiendo sobre el mundo del libro en español.