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Claves de la gala de entrega de los Premios de Librerías de Madrid 2022

Claves de la gala de entrega de los Premios de Librerías de Madrid 2022

Los Premios de Librerías de Madrid 2022 son unos galardones carentes de dotación económica, pero cuya intencionalidad es la de descubrir y visibilizar libros que también merecerían el foco mediático.


Un año más, el Gremio de Librerías de Madrid celebró la ceremonia de entrega de los Premios de Librerías de Madrid 2022 que convoca anualmente. Una gala en la que la visibilización y el recuerdo a las personas olvidadas tomaron mucho peso. Desde el Gremio de Librerías de Madrid han recogido todas las impresiones en un crónica de la que nos hemos hecho eco…

Los Premios de Librerías de Madrid 2022 son unos galardones carentes de dotación económica, pero cuya intencionalidad es la de descubrir y visibilizar libros que también merecerían el foco mediático; sin embargo, no suelen aparecer en las listas de los más vendidos.

Hay quien piensa que llegará el día en que entre aquellos que pueblan los rankings, figurarán textos escritos por máquinas y eso lleva a cuestionarse el futuro de los que han hecho de la escritura su oficio. Marta Rivera de la Cruz, consejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, en cambio lo tiene claro: «No me imagino a una máquina escribiendo un libro», afirmó en sus palabras de bienvenida. El mismo convencimiento mostró en lo que respecta a las librerías como negocios que también están cambiando. Pero «no hay que tener miedo a los cambios, lo importante permanece», sentenció tranquilizadora.

De este planteamiento se ha servido Samuel A. Omeñaca, que repite un año más como presentador de la gala, para hilar su guion. Aparentemente todo iba a ser igual que otros años, hasta que recordó a los presentes, y a los que seguían el evento por streaming, que estamos en la era del ChatGPT.

En efecto, todo apunta a que el ecosistema de los libros también exhibirá depredadores y parásitos, y no escapará a la competencia ni a la simbiosis. Afortunadamente, y como también advirtió Samuel anoche, esta tecnología está aún en mantillas.

Al universo del libro le queda mucho tiempo todavía para seguir disfrutando de un ambiente repleto de energía y nutrientes; porque en este mundo abunda la inteligencia y no es nada artificial.

Así lo evidenciaron la nómina de escritoras premiadas. Sí, en femenino, porque fueron mayoría las manos de mujer las que sostuvieron para la foto de rigor las maravillosas estatuillas salidas del taller de Pep Carrió, quien por cierto no quiso perderse la ceremonia. Este año, este artista recibió el encargo de crear una nueva en honor a Almudena Grandes para premiar una ópera prima de narrativa en español, tal y como decidieron sus organizadores poco después del fallecimiento de la gran escritora madrileña.

Por ello, el nuevo trofeo del catálogo de Carrió «expresa ese paso de la idea a la realidad, unas hojas de bronce que brotan de unas páginas en blanco, metáfora de su germinación y crecimiento», dijo en su día él mismo al presentarlo.

El galardón se ha estrenado con Azucre (Pepitas de Calabaza), de Bibiana Candia, quien agradeció el apoyo recibido por parte de las librerías que creyeron en su obra y la mantuvieron en las mesas de novedades semanas después de haber visto la luz. La autora gallega tuvo también palabras para el recuerdo de Almudena Grandes de quien confiesa haber heredado la seguridad necesaria que le lleva a decir que «es imprescindible preguntarnos delante del espejo del pasado cuál es nuestro lugar en el mundo». Compartió con la audiencia la sensación que le invadió desde que Pablo Bonet, director del Gremio de Librerías de Madrid, la llamó para darle la noticia del premio: «Creo que es un círculo que se cierra hoy aquí, de una manera triste y preciosa al mismo tiempo», confesó, y por ello agradeció también que, en virtud de este galardón, «persista la memoria que nos enseñó Almudena Grandes».

Mercedes Bouzo: «Si los libreros no estáis, ¿qué demonios hacemos los editores?»

Los recuerdos también invadieron a la veterana editora Mercedes Bouzo, Premio Leyenda 2022; en este caso fueron los de su hija Eva, fallecida en 2012, dos años después de crear Narval Editores. «Me dejó ese regalo maravilloso», dijo, refiriéndose a este sello de literatura infantil, de donde no han dejado de nacer buenas historias para primeros lectores, y desde el que nunca dudó en tender una mano a las librerías que empezaban su andadura. Ese fue el caso de Elena Martínez (Librería Serendipias, Tres Cantos), vicepresidenta del Gremio, y una de las libreras que más ha apoyado la candidatura de Bouzo para el Leyenda. Gracias a ella se pudo escuchar a esta entrañable editora decir, a voz en grito: «Si los libreros no estáis, ¿qué demonios hacemos los editores?».

Y los libreros y las libreras están porque habitan espacios de resistencia, como se encargó de subrayar Olalla Castro, ganadora del Premio Libro del Año en la categoría de poesía por Todas las veces que el mundo se acabó (Pre-textos). Por eso se congratula de haberlo recibido y porque para ella las librerías también son lugares que le han transformado la mirada y la manera en la que ver el mundo, «como persona atravesada por distintas periferias (mujer, de clase obrera, andaluza y poeta)». Ahí reside cierto paralelismo entre Castro y aquellas, porque esta poeta granadina entiende la escritura «como una forma de resistencia y como un espacio desde el que intentar transformar, no solo el mundo, sino la mirada que ponemos sobre él». El premio de esta categoría fue entregado por María Jesús Mena (Odisea Espacio Cultural).

Otra mirada es la que han mostrado las Librerías de Madrid al premiar un cómic fuera de foco y que para los medios ha pasado desapercibido. Así se refirió Ismael Contreras (Librería Generación X) a El club de los libros prohibidos (Sapristi), un libro autobiográfico, ambientado en la Corea del Sur de los años 80. «Influenciada por la estética del manga, y con una narrativa muy sencilla, la autora hace una reflexión necesaria y de actualidad sobre lo que supone la represión estatal, la censura, y la falta de libertades, incluso en el contexto de una sociedad democrática y capitalista», como apuntó Jesús Marugán (Librería Akira Cómics), uno de los jurados de esta categoría.

En sustitución de sus tres autores, —Kim Hyun Sook, Ko Hyung-Ju y Ryan Estrada—, el galardón fue recogido por su editor, Octavi Botana, para quien «es muy bonito haber escrito un libro sobre la prohibición de libros y recibir un premio de los libreros por el simple hecho de haberlo hecho».

El carácter reivindicativo de la ceremonia de anoche de los Premios de Librerías de Madrid 2022 estuvo alimentado también tanto desde la ficción como desde la no ficción.

La escritora mexicana Brenda Navarro desveló el lado cruel que para ella tiene Madrid sin restarle belleza. A esta última contribuyen las librerías «con su ejercicio de la cultura», dijo agradecida. «Y gracias también porque sé que, de una u otra manera, defienden conmigo el pleno ejercicio de la libertad de expresión, del derecho a la salud, del derecho a la educación, a los derechos reproductivos y sexuales, así como económicos y políticos de las personas migrantes que tanto enriquecen a esta ciudad», añadió la autora de Ceniza en la boca (Sexto Piso), novela ganadora.

Por su parte, Cristina Oñoro se ha servido de su obra —Las que faltaban (Taurus), Premio Libro del Año de ensayo 2022—, para intentar iluminar las zonas de sombra y de silencio a los que han sido relegadas las mujeres. «Este premio contribuye a que rompamos esos silencios», dijo antes de tus palabras de agradecimiento por todos los apoyos recibidos por «este trabajo poético y transversal, que rescata para la historiografía lo no-nombrado», según palabras de Miren Elorduy, librera de Mujeres y Compañía, de cuyas manos Oñoro recibió la estatuilla.

Pero no todos los libros que se han premiado este año transportan al lector a «lugares incómodos», como dijo Marina Escorza (Librería Muga) al presentar a Brenda Navarro. En alguno, su autor ha demostrado tener «la capacidad de coger nuestro corazón, sentarlo en un sofá y ponerle una manta para que esté calentito y a gusto». Eso al menos es lo que dijo Laura Vila (Librería Rafael Alberti) de Philip Waechter, que firma tanto el texto como la imagen de Un día con amigos (Lóguez Ediciones), y ha sido merecedor del Premio Libro del Año en la categoría de álbum ilustrado. Vila no escatimó elogios también para la traducción de este libro álbum poco antes de entregar el premio a Enrique Tapia (Librería Jarcha) que lo hizo en nombre del autor y de los editores.

Enrique Pascual: «No vamos a caer en la autocomplacencia»

Como ya es tradición, la velada tuvo lugar en el salón de actos de la Biblioteca Regional de Madrid Joaquín Leguina, un escenario en el que «nos hacéis sentir como en casa», señaló Enrique Pascual, presidente del Gremio, y director de las librerías Marcial Pons, al inicio de su turno de palabra. Se mostró orgulloso por los resultados tan positivos que sobre las librerías de Madrid se desprenden del informe ‘Mercado del libro en España 2022’, que, con el foco puesto en las librerías, ha elaborado la empresa GfK, y que fue presentado pocas horas antes en Casa del Lector. «Estamos haciendo el trabajo muy bien, pero no vamos a caer en la autocomplacencia, no nos lo vamos a creer, hemos pasado por momentos muy duros, los hemos superado y sabemos que tenemos que seguir siendo mejores, adaptándonos».

Tras esas palabras, el presidente del Gremio se despidió hasta el año que viene, no sin antes recordar a las libreras que nunca aparecieron en los papeles, que desarrollaron su profesión «a la sombra de los libreros, y que, además, eran madres, abuelas, y trabajaron en las librerías a tiempo completo».

Samuel A. Omeñaca no consiguió convencer al Gremio de Librerías de Madrid para que el año que viene probara suerte con el ChatGPT a la hora de organizar la ceremonia de los premios de 2023. Sus responsables no parecen necesitar todavía ningún modelo de lenguaje de inteligencia artificial para ello, porque saben que entre los suyos seguirá primando la emoción. Porque en eso son expertos los libreros y las libreras que forman parte de esa entidad. Por eso ponen el alma y grandes dosis de humanidad en su tarea diaria. Lo dicho: son inteligentes pero nada artificiales.

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