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300 euros para invertir en cultura

300 euros para invertir en cultura

Francia promovió el bono cultural para jóvenes de 18 años y la respuesta de estos ha sido, cuanto menos, sorprendente y esperanzadora para el sector editorial. El bono consiste en 300 euros para gastar en cultura, sin restricciones. Según informan desde el diario The New York Times, a finales de julio más de 600.000 jóvenes habían descargado la aplicación Culture Pass y 75 % de ellos está invirtiendo en libros. Sí, en libros, entre toda la oferta cultural, incluyendo acceso VIP a eventos culturales, entradas de cine, conciertos, música y festivales…

¡Los jóvenes están invirtiendo su pase cultural en libros!

Ante esta noticia, cabe preguntarse si tenemos que crear lectores o simplemente debemos escuchar a los jóvenes y facilitarles el acceso a la lectura. La medida, ampliamente aplaudida en Francia nació con la intención de paliar, en cierta medida los efectos de la COVID-19 en el sector cultural, uno de los más castigados durante este último año y medio. Y, sin embargo, no solo lo está consiguiendo, sino que además nos está ofreciendo unos datos maravillosos y marca un interesante camino para aquellos gobiernos que pretenden fomentar la lectura entre sus jóvenes.

Curiosamente, el producto estrella entre los jóvenes franceses que hacen uso del bono cultural ha sido el manga. Quizá, podamos explicar este boom en que las alternativas de ocio presenciales aún cuentan con ciertas restricciones. No obstante, ¿por qué no aprovechar esta oportunidad surgida de la crisis?

En España, sin ir más lejos, hemos visto cómo el cómic ha ocupado posiciones de honor en las listas de libros más vendidos y cómo la Sectorial del Cómic apuesta, trabajando mano a mano con la Biblioteca Nacional de España para la difusión del noveno arte. ¿Será el cómic, el formato puente entre los cuentos, la literatura infantil y la novela adulta? O el cómic como producto editorial con entidad propia está creciendo en una generación, la Z, que disfruta de la inmediatez y ve las series a una velocidad superior porque quieren devorar historias sin necesidad de entretenerse en detalles.

Es cierto que Francia tiene una gran tradición lectora de cómic, no solo entre el público juvenil; pero ante respuestas como esta, en un mundo globalizado no estaría de más pensar que el modelo pudiera repetirse. Los bonos culturales para población joven no son un invento francés, de hecho en Italia, una iniciativa similar lleva funcionando desde 2016 y puede que no sea la solución a corto plazo para reavivar una industria editorial fuertemente golpeada, también en los países de lengua española. No obstante, creo firmemente que promover que los jóvenes tengan acceso a la cultura sintiéndose libres a la hora de elegir, no ciñéndose a un catálogo bibliotecario reducido, con listas de espera para acceder a aquello que desean leer ahora, puede conseguir que a largo plazo, el número de lectores sea mayor. A la lectura se llega a través de la lectura y para ello, como bien hemos comprobado durante mucho tiempo, los libros de lectura obligatoria no son el camino.

Y tú,  ¿crees que en tu país debería implementarse alguna iniciativa similar? ¿En cuáles productos crees que invertirían los jóvenes si les ofrecieran 300 euros para gastar en cultura?

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